Buscar este blog

lunes, 9 de septiembre de 2019

Zarzuela para Montserrat Caballé.


Gala lírica española en homenaje a Montserrat Caballé.
Varios intérpretes.  Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director musical: Óliver Díaz.
Teatro de la Zarzuela, 07-10-2019.


A las grandes divas se les llama con nombres muy familiares que, curiosamente, no se aplican a los cantantes masculinos. Históricamente hablamos de la Patti, la Callas, la Tebaldi … y más cerca de nosotros en el tiempo de la Berganza y, naturalmente, de la Caballé. En ocasiones, llegamos a utilizar incluso sus nombres de pila: Teresa, Monserrat…  con una familiaridad que nace, sin duda, de nuestra admiración y, quizá de un deseo íntimo de cercanía hacia quien nos hace disfrutar de la música de manera especial, de quien nos transporta a un mundo único de sensaciones físicas e intelectuales, de quien nos regala, una y otra vez, lo más grande que se puede regalar: la felicidad. Creo que estas experiencias se dieron cita en la fecha señalada, en una velada única que reunió a diecinueve cantantes de primer fila y a una gran actriz, gracias a la iniciativa y el trabajo de equipo del Teatro de la Zarzuela con su director, Daniel Bianco, como cabeza visible.

Un detalle a destacar fue que sólo se interpretó música de zarzuela, género que Montserrat Caballé interpretó en recitales y grabaciones y que son testimonio no ya de sus cualidades vocales, sino del respeto y el cariño a una música que algunos consideran menor. Caballé cantaba una romanza zarzuelera, con la misma profesionalidad que ponía con las grandes arias del bel canto que todo el mundo conoce.    

Intervinieron en la gala, por orden de aparición, los siguientes cantantes: Marina Monzó, Airam Hernández, Virginia Tola, Mariola Cantarero, Andeka Gorrotxategi. María Bayo, Celso Albelo, Sabina Puértolas, Carlos Chausson, David Menéndez, Maite Beaumont, José Luis Sola, Pilar Jurado, José Bros, Nancy Fabiola Herrera, Rubén Amoretti, Yolanda Auyanet, Ismael Jordi y Ainhoa Arteta. Todos se volcaron en dar lo mejor de sí y llevar a la sala ejecuciones intensas y emocionadas.
 
Saludo final de los intervinientes (Foto: T. de la Zarzuela)
Este tipo de conciertos suelen comentarse de manera general, muchas veces sin descender a detalles que en otros casos hay que destacar. Pero no puedo dejar de señalar el virtuosismo y la imponente coloratura de Marina Monzó (Polonesa de El barbero de Sevilla), la delicadeza de Sabina Puértolas (en una preciosa romanza de Mirentxu); el poderío chulapo de Carlos Chauson (brillante “Caballero de Gracia” de La Gran Vía); la gracia de Pilar Jurado (en el vals de Château Margaux); el ritmo cadencioso y sensual de María Bayo (en la presentación de Cecilia Valdés); la nostalgia de Nancy Fabiola Herrera (en la canción de las sierras de Granada de La tempranica); el poderío de Ismael Jordi (las granadinas de Los emigrantes), ni la intención, la presencia y la afirmación de Ainhoa Arteta (en la canción española de El niño judío). Todos fueron acompañados por la Orquesta de la Comunidad de Madrid, a las órdenes de Oliver Díaz, director musical del teatro,  que estuvo siempre atento a los detalles y, sobre todo, a destacar el lucimiento de las voces.

Debo añadir la referencia a la intervención de la gran dama del teatro Nuria Espert, amiga de la homenajeada, que cerró la velada con una lección de buen hacer y mejor decir, dominando su emoción y dando a cada palabra su entonación precisa, y al conjunto su cadencia y su ritmo. Quizá no resulta muy apropiado en este comentario, pero me atrevo a señalar que fue la suya toda una lección magistral para las gentes del teatro.

En definitiva, una sesión inolvidable, donde, además de mucha y buena música, hubo emoción y agradecimiento al recuerdo de una gran dama del canto y, al decir de quienes la trataron de cerca, una gran persona.

Rafael Hernando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario