Buscar este blog

viernes, 29 de noviembre de 2019

Un amable divertimento.


Tres sombreros de copa. Zarzuela basada en la obra homónima de Miguel Mihura. Diálogos de Miguel Mihura. Música y cantables de Ricardo Llorca.
Intérpretes: Rocío Pérez. Irene Palazón. Jorge Rodríguez-Norton. Emilio Sánchez. Gerardo Bullón. Enrique Viana. Boré Buika.
Equipo técnico: Dirección de escena: José Luis Arellano. Escenografía: Ricardo Sánchez-Cuerda. Vestuario: Jesús Ruiz. Iluminación: Juan Gómez Cornejo. Coreografía: Andoni Larrabeiti.
Coro titular del Teatro de la Zarzuela (Dtor. Antonio Fauró). Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director musical: Diego Martín-Extebarría. Teatro de la Zarzuela, 28-11-2019.


Hemos asistido en estos días al estreno en Europa de una zarzuela escrita en nuestros días. Con todo lo que eso puede significar. En primer lugar hemos de dejar claro que, formalmente, se trata de una zarzuela por la existencia de diálogos hablados. Aunque se estrenó en 2017, en Sao Paulo, Brasil, como “ópera”, seguramente esta denominación se eligió por ser actualmente más “vendible” fuera de España que la de “zarzuela”.  Los diálogos, de Mihura, siguen teniendo esos retazos de fino, penetrante y fino humor que le son propios; no se trata de un texto que arranque carcajadas estentóreas, pero sí muchas sonrisas. Los textos de los cantables nos han parecido sencillos, sin pretensiones literarias; quizá Llorca ha querido mantener con ellos el espíritu “del absurdo” del dramaturgo. Bastaría fijarse en el “Aria de Don Rosario” que resuelve un triste y trágico suceso con un único y simple verso.

La música es una mezcla de diversos estilos en los que se escuchan con pequeñas unidades sonoras repetitivas de corte minimalista, con la presencia de tres instrumentos fuera del foso (acordeón, violín y trompeta), y con la aparición de diversos ritmos, desde el vals, a la conga o la tarantela.  La línea de canto me ha parecido también sencilla; sin grandes exigencias en los papeles canoros. Destacaría como momentos más atractivos el “vals de la bailarina”, la “canción de cuna”, las graciosas y rompedoras “tarantelas” de Madame Olga y las tres escenas finales, en las que se incluye una breve “conga” que llena con su ritmo el teatro.

En el aspecto interpretativo la intervención señera fue la del tenor Enrique Viana, en el rol de Madame Olga, la mujer barbuda. Soltura, desparpajo, gracia y capacidad vocal demostrada, llamaron la atención del público que respondió con un aplauso espontáneo. La pareja protagonista, Rocío Pérez, como Paula, la bailarina del circo, y Jorge Rodríguez-Norton, Dionisio, el futuro marido de Margarita, cumplieron con su trabajo. Sus papeles no son exigentes en lo vocal. A Rocío no siempre se la escuchó con claridad cuando cantaba desde el fondo de la escena y con un acompañamiento de la orquesta demasiado potente.  Don Rosario, el dueño del hotel, interpretado por Emilio Sánchez,  es un personaje bien dibujado; su apasionado “paternalismo” resulta muy simpático.  Buby Barton, el director del circo, fue interpretado por Boré Buika, actor de origen mallorquín que hizo un papel muy creíble. Se destacaron también Don Sacramento, interpretado por Gerardo Bullón, en uno de los números finales de la zarzuela, y sobre todo, Madame Olga, como ya hemos indicado.


El coro como siempre, eficaz, ágil y afinado. La orquesta sonó bien, aunque la hubiera preferido con menos intensidad sonora, sobre todo en los momentos en que la coreografía aleja a los cantantes de las candilejas.

La dirección de escena, de José Luis Arellano planteó un desarrollo muy dinámico, sobre un único escenario que va cambiando al ir montado sobre una doble plataforma giratoria. Arellano imprimió a la acción una agilidad que le va muy bien y que hace que el divertimento sea entretenido.

En conjunto, como decimos, un trabajo animado y festivo,  bien defendido por el conjunto interpretativo que demuestra que hoy es posible crear obras nuevas, sin recurrir a desnaturalizar los textos más tradicionales y consolidados.

Procedencia de las fotos: T. de la Zarzuela


Vidal Hernando.


                                

martes, 26 de noviembre de 2019

Mirentxu, el descubrimiento.


Mirentxu. Idilio lírico en dos actos. Texto de José María Arozamena y Alfredo Echave. Música de Jesús Guridi. Versión de concierto.
Intérpretes: Ainhoa Arteta. Marifé Nogales. Mikeldi Atxalandabaso.  Christopher Robertson. José Manuel Díaz. Carlos Hipólito. Coro de voces blancas Sinan Kay (Dtora: Lara Diloy). Coro titular del Teatro de la Zarzuela (Dtor. Antonio Fauró). Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director musical: Óliver Díaz. Teatro de la Zarzuela, 24-11-2019.


Lo más probable es que la mayoría de los asistentes a la función comentada hayan escuchado por primera vez esta singular obra de accidentada carrera histórica. Al hacerlo, han asistido, hemos asistido, a un verdadero descubrimiento porque la zarzuela de Guridi es una página excelente tanto en el tratamiento vocal como en el de la orquesta. Siendo así, no se entiende muy bien que no sea representada y no exista de ella una grabación sonora.

Mirentxu es página sencilla pero intensa, el desarrollo dramático, y su final trágico. La versión escuchada contaba con un texto de Borja Ortiz de Gondra, que me pareció muy adecuado: poético, emocionante y clarificador, fue dicho por el actor Calor Hipólito con ecuanimidad, clara dicción y perfecta gradación emocional. Su intervención fue planteada con sencillez y discreción, como corresponde. No sé hasta dónde el texto escuchado era obra de Ortiz de Gondra y cuánto tenía de los libretistas originales, pero, en cualquier caso me pareció interesante.

Esta versión de Mirentxu, que existe en castellano y en euskera, se cantó en la Zarzuela en vasco. No voy a entrar en el tema del posible significado que esto pueda tener en el momento actual. Sí me gustaría escuchar la versión en castellano, sólo para comprobar cómo la musicalidad del texto, a la de la música.

Para montar Mirentxu hace falta un elenco uniforme y de primer nivel. En esta ocasión la Zarzuela ha contado con él. La figura más popular era Ainhoa Arteta que se hizo cargo del papel protagonista y que se lució especialmente en su última intervención. Antes se la vio muy satisfecha y emocionada.  Marifé Nogales, mezzosoprano guipuzcoana, cantó el papel Presen con especial cariño, y, por supuesto, sin problema vocal alguno.  Mikeldi Atxalandabaso, bilbaíno de nacimiento, fue Raimundo, el protagonista masculino. Cantó con energía, brillantez y potencia dando a su papel una entidad vocal de primer nivel. El barítono, también bilbaíno, José Manuel Díaz, fue Manu; su papel es menos espectacular que el de Raimundo, pero lo defendió con interés y convicción. El grupo de solistas lo completaba Christopher Robertso, bajo-barítono de imponente presencia física que hizo el papel de Txantón. Fue también aplaudido por su interpretación. Hay que destacar la intervención, en papeles secundarios, de Mario Villoria, bajo perteneciente al Coro del teatro, y dos niñas, Patricia Valverde y Azahara Bedmar, del Coro de voces blancas, que tuvieron una estupenda intervención y fueron ovacionadas.
Saludo final de todos los intérpretes (Foto: T. Zarzuela)

El Coro del Teatro de la Zarzuela es un conjunto modélico. Canta con cohesión y afinación; se le ve cómodo y, en esta partitura de un músico que sabía manejar muy bien este tipo de conjuntos, consiguió una versión musical ejemplar.

Me queda la orquesta, a las órdenes del director de la casa Óliver Díaz.  El maestro ovetense obtuvo de la orquesta un sonido lleno, especialmente en la cuerda, potente sin estridencias, lleno al tiempo que claro en los distintos planos sonoros. Fue un acompañante delicado con los cantantes y en sus intervenciones a solo (los preludios de ambos actos) realizó una preciosa labor de filigrana.

El resultado fue una magnífica velada para recordar; uno de esos conciertos de referencia. El público, que prácticamente llenaba el teatro, se mostró muy atento durante toda la sesión , prueba evidente de su interés.


Vidal Hernando

jueves, 21 de noviembre de 2019

Zarzuela. Mirentxu.


Idilio lírico en dos actos. De esta obra, se hicieron varias versiones. En el Teatro de la Zarzuela se ofrecerá la qinta, cantada en euskera, con un narrador en castellano.  El libro de esta versión, en edición bilingüe, castellano y vasco, fue preparado por José María Arozamena y Alfredo Echave. Se estrenó en  el Gran Kursaal, de San Sebastián, el 24 de noviembre de 1947. Esta versión fue galardonada, en ese año, con el Premio Nacional de Teatro Ruperto Chapí a la mejor obra lírica.

MIRENTXU
Versión de concierto
Adaptación del texto: Borja Ortiz de Gondra.

2 conciertos ( 22 y 24 de noviembre de 2019)

Ficha artística
Mirentxu (Ainhoa Arteta).
Presen ( (Marifé Nogales).

Raimundo (Mikeldi Atxalandabaso).
Txanton (Christopher Robertson).
Manu (José Manuel Díaz).
Narrador (Carlos Hipólito)
Escolanía Sinan Kay
Coro titular del Teatro de la Zarzuela.
Orquesta de la Comunidad de Madrid.
Director: Óliver Díaz.



Personajes e intérpretes del estreno. Mirentxu (Charito Iraundegui, en castellano y (Marichu Zabalbeascoa, en vasco). Presen (Matilde Zabalbeascoa, en castellano y en vasco).
Raimundo (Antonio Villar, en castellano y Rafael Errazquin, en vasco). Manu (Luis María Garmendia, en castellano e Ignacio Iruin, en vasco). Chantón (Agustín Caballero., en castellano y Gabriel Olaizola, en vasco).

Sinopsis argumental. En el molino de Manu viven Mirentxu, su hija, y Raimundo, su sobrino. Cerca habita una familia numerosas, con muchos chiquillos de los que cuidan su abuelo Chantón y Presen,  la mayor de los hermanos y amiga de Mirentxu. Presen y Raimundo están enamorados, pero un día, Raimundo conoce que Mirentxu le cama y, sabiendo que Manu no busca para su nieta un hombre con fortuna, admite la demanda de Mirentxu. Al saberlo, Presen reprocha a Manu su  ingratitud , y cuando va contar sus relaciones con Raimundo, Presen conoce la grave enfermedad de su amiga y nada dice para no molestarla.

Pasa un tiempo. Presen y Mirentxu se reconcilian y el día de Santa Águeda, fiesta en el pueblo, Mirentxu ve a los amantes abrazados y cae sobre un banco de piedra. A lo lejos cantan unos niños; Raimundo besa cariñosamente a Mirentxu que abandona este mundo con una sonrisa.

Comentario. Mirentxu fue escrita por encargo de la Sociedad Coral de Bilbao, bajo la supervisión musical de Juan Carlos Cortázar y Manso de Velasco.

Es un verdadero trabajo de etnomusicología,  pues Guridi se basó en antiguos cancioneros vascos y en las investigaciones sobre folclore de Resurrección María de Azkue y el Padre Donostia. Es música sencilla, emotiva colorista y de gran entidad. Buen manejo del coro, conjunto que Huridi conocía bien.

A título informativo ofrecemos la información relativa a las versiones de esta obra según el libro de  José María Arozamena, “Jesús Guridi (Inventario de su vida y de su obra), Editora Nacional, Madrid, 1967.

Primera versión: Zarzuela.  Dos actos, cada uno precedido de un preludio. Libro de Alfredo Echave. Estreno: 31 de mayo de 1910, en el Teatro de los Campos Elíseos, de Bilbao. Intérpretes: Mirentxu (María Teresa Badenas). Presen (María Teresa Tellaeche). Chantón (Juan Molina). Raimundo (Fernando Alonso). Manu (Guillermo Ibáñez). Josepacho (Dolores Haro). Vicente (Cosme Duñabeitia). Teodoro (Ibarra).

Segunda versión: Ópera. Redactada en 1912, música para algunas partes habladas. Estreno: 21 de enero de 1913, en el Teatro del Liceo de Barcelona. Intérpretes: Mirentxu (Pepita Sanz). Presen (María Teresa Tellaeche). Chantón (Juan Molina). Raimundo (José Luis Rica). Manu (Pedro Barrena).

Tercera versión: Refundición del libro por Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw. Estreno: 10 de febrero de 1934, en el Teatro Arriaga, de Bilbao. Intérpretes: Mirentxu (María Luz Berastegui). Presen (Marina Mintegui). Raimundo (Francisco Larracoechea),
Manu (Carmelo Zubiaur). Chantón (Federico Artamendi).

Quinta versión: Se añadieron algunos números musicales procedentes de obras: De La condesa de la aguja y el dedal, la habanera, cambiando el texto y llamándola "Romería de abril"; de las Seis canciones infantiles, la titulada "Otra vez la primavera", modificando la letra original del Padre Bilbao. 

Mirentxu se ha escuchado completa en el Teatro de la Zarzuela sólo en dos ocasiones, la última en 1967. Por otra parte es también histórico el hecho de que se cante en euskera (los sobretítulos estarán traducidos al castellano y al inglés). Ambos detalles convierten a estas dos sesiones en sendos acontecimientos históricos.

Al hablar de Mirentxu surge entre algunos aficionados la polémica de su es una zarzuela o una ópera.  La discusión me parece estéril porque nada añade ni resta al valor artístico del trabajo musical de Guridi; trabajo excelente en el tratamiento vocal de los solistas, de los dos coros y de la orquesta. Por si fuera poco, en la edición crítica del ICCMU se puede leer: “se trata de una obra a medio camino entre un singspiel y una zarzuela éuscara, o de un drama verista y una escena pastoral”.  Mirentxu fue definida como “idilio lírico”, simplemente.  ¿Quisieron los autores evitar la polémica?

Un detalle muy importante: Una de las funciones será grabada por Radio Clásica (para su emisión en diferido) de manera que pasará a formar parte del Archivo Sonoro de la emisora Se convierte así en la única versión disponible de esta página tan atractiva. J.P.M.

Los intérpretes antes de la rueda de prensa (Foto: T. Zarzuela)


sábado, 9 de noviembre de 2019

María Barrientos: Correspondencia.



Virginia Sánchez Rodríguez. La soprano María Barrientos y sus epístolas de juventud (1905-1906). Málaga, 2018. 198 págs.


La soprano española María Barrientos (Barcelona, 1884– Ciboure Francia, 1946), es uno de los nombres fundamentales del canto en nuestro país, por su proyección internacional y su actividad pedagógica desde su retirada de la escena en plenitud de facultades. Perteneciente a la categoría de sopranos de coloratura estudió en la Escuela Municipal de Música de Barcelona y debutó en el Teatro Novedades, gracias a la ayuda del banquero y mecenas Evaristo Arús. A partir de ahí su carrera la llevó, en no demasiado tiempo, a Buenos Aires, Londres, Milán y hasta el Metropolitan neoyorkino.  En 1920 se estableció en París y en 1924 abandonó los escenarios para dedicarse al concierto y al recital. Fue intérprete excepcional de la música de Granados y de Falla, especialmente de sus Siete canciones populares españolas, Además, María Barrientos creó un premio de canto, en la Escuela Municipal de Música barcelonesa,  que lleva su nombre, con la idea de que jóvenes intérpretes puedieran ampliar sus estudios en el extranjero.

Tres capítulos conforman este volumen. El primero, “Música y mujer”, repasa el papel histórico de la mujer en la música contemporánea. El segundo, “María Barrientos”, es una aproximación biográfica a esta primera figura de los  grandes teatros de ópera. Lo que aquí se expone viene a llenar un hueco en nuestra literatura musical. “Las epístolas de juventud de una diva (1905-1906)”, tercer capítulo, publica por primera vez, nueve cartas de María a José Bilbao, gestor del Teatro Real de Madrid. De ellas, conservadas en la Biblioteca de Cataluña, extrae la autora. detalles profesionales de los compañeros de María, de sus actuaciones y de su propia personalidad.

No disponemos en nuestro país del conocimiento biográfico básico de muchos de los nombres importantes de nuestra historia musical; de mujeres menos que de hombres, y de músicos… la precariedad es mayor. Sólo por esta razón hay que alegrarse de disponer de esta aproximación a una parte de la vida de María Barrientos. Ojalá que tengamos ocasión de ampliar este tipo de conocimiento.

El libro de la musicóloga Sánchez Rodríguez, profesora en la  Universidad de Castilla-La Mancha (campus de Ciudad Real) y miembro del CIDoM (Centro de Investigación y Documentación Musical), adscrito al CSIC, es de cómoda lectura y destaca el papel de una gran  profesional independiente y decisiva para el mundo del canto. Fue galardonado con un accésit del XXVIII Premio Internacional Victoria Kent, 2018.  J.P.M.