Tonadillas escénicas de José Castel, Pablo Esteve, Blas de Laserna y Antonio Rosales, con intermedios musicales de Johann Adolph Hasse, Pablo del Moral, José Castel, Pablo Esteve y Blas de Laserna y texto narrado por Cristina Medina. Orquesta barroca Forma Antiqva. Director musical: Aarón Zapico. Teatro de la Za
En la velada que comentamos hemos tenido ocasión de escuchar músicas del siglo XVIII, tonadillas, más concretamente, y, al tiempo, conocer someramente a tres mujeres singulares, a tres cantantes y actrices de aquella época que no sólo alcanzaron la fama y el prestigio sino que fueron muestra de la reivindicación de sus problemas y de su situación social desde las tablas de un teatro. Fueron ellas: María Ladvenant, María Antonia Fernández, la Caramba, y María del Rosario Fernández, la Tirana. Tres figuras de primer orden de su tiempo, tres mujeres de gran carácter, que triunfaron y que desaparecieron en circunstancias dramáticas.
La tonadilla es un género teatral surgido nacido para entretener, para rellenar los intermedios de los grandes dramas que se daban en los teatros. Nacieron como simples canciones y fueron creciendo hasta convertirse en verdaderas obras teatrales independientes. La letra de estas obras era de carácter humorístico, pero en sus textos había no pocas reivindicaciones. El público, las aplaudía y las reía, aunque, luego, fuera del teatro siguiera sometido a las penurias de una vida social y personal muy dura según nuestros actuales criterios. Por la conjunción de letras y música, podían esparcirse denuncias e ideas que, de otro modo, hubieran acarreado grandes problemas a quienes las pronunciaran. La música sencilla y directa, en la que no faltan boleras, seguidillas y fandangos, ex exigente en lo vocal; está lleca de virtuosismo, de dificultades y de exigencias vocales.
El espectáculo reseñado nos pareció muy atractivo e interesante. Con dramatización de Antonio Álamo, nos da a conocer el entorno en que vivieron estas cantantes; sus ideas, sus criterios, sus opiniones, sus desvelos, gracias a unos textos de enlace atractivos, fueron muy bien dichos e nterpretados por Cristina Medina, que lució desparpajo y gracia. Las tres sopranos, que dieron vida a las tonadilleras recordadas: Jone Martínez (María Ladvenant), María Hinojosa Montenegro (María Antonia Fernández, la Caramba y Pilar Alva-Martín (María del Rosario Fernández, la Tirana), cantaron con absoluta solvencia durante casi dos horas, sin que se notara cansancio, ni se bajara la potencia de la voz, ni se redujeran los constantes momento de virtuosismo que están presentes en estas pequeñas maravillas. Los gorgoritos, agudos, cambios de dinámica, largos “fiatos” y demás elementos fueron superados con creces. Quizá su movimiento escénico resultara algo estático. El sonido de la orquesta me pareció algo alto, creo que un volumen algo más controlado hubiera beneficiado. Muy correcta la dirección musical de Aarón Zapico.
El público aplaudió con entusiasmo y marchó satisfecho por haber pasado una velada muy agradable y simpática y por haber escuchado una música que puede llevar en los archivos varias décadas. Hay que agradecer al Teatro de la Zarzuela la puesta en escena de este espectáculo que devuelve la vida a la tonadilla escénica. ¡Qué bonitas son las boleras, las seguidillas y los fandangos”. José Prieto Marugán.
![]() |
Las intérpretes del espectáculo (Foto: T. de la Zarzuela) |