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sábado, 4 de octubre de 2025

Pepita Jiménez gris.

 

Pepita Jiménez, ópera en tres actos de Francis Burnett Money-Coutts, con música de Isaac Albéniz (versión de Pablo Sorozábal).

Carmen Romeu (Pepita), Cristina Faus, Antoñona), Luis de Vargas (Leonardo Caimi), Rodrigo Esteves (Rodrigo), Rubén Amoreti (Vicario).

Dirección de escena: Giancarlo del Mónaco. Escenografía: Daniel Bianco. Vestuario: Jesús Ruiz. Iluminación: Albert Faura.

Coro Titular del Teatro de la Zarzuela. Orquesta de la Comunidad de Madrid, titular del Teatro de la Zarzuela. Dirección musical: Guillermo García Calvo.

 

 

Pepita Jiménez, dada a conocer en varias ciudades europeas en distintos idiomas y, también, con diferentes versiones de la partitura, ha abierto la temporada 25/26 del Teatro de la Plazuela de Teresa Berganza. En esta ocasión se nos ha ofrecido el arreglo de Pablo Sorozábal que modifica tanto el libro como la música del trabajo original.Tengo la impresión de que esta visión no entusiasmó al público que llenaba la sala del teatro. El texto, que podemos leer en los sobretítulos, ya que entenderlos de los cantantes no siempre es fácil, es de escasa intensidad dramática.  La música, tampoco resulta atractiva para la mayoría del público (sólo de aplaudieron dos o tres intervenciones y la ovación final la calificaría de cortés, a pesar de que la representación sólo dura 75 minutos.

 

La escenografía es una especie de jaula, de tres pisos de altura que quizá quiera representar la tensión psicológica que agobia a la pareja protagonista; además, quizá para remarcar esa intensidad, gira permanentemente durante el segundo acto. Pero no sé si estas ideas, en caso de que sean correctas, fueron entendidas por el respetable. Quizá sólo se vio sorprendido.

La música  de Sorozábal es inclemente para los solistas. Casi todos los personajes se mueven en lo más crudo y difícil del registro agudo y, en algunos momentos, se escucharon dificultades de los cantantes para solventar su intervención. El coro lució, como ya es habitual, sus virtudes en el “Villancico” del segundo acto. Afinación, cohesión entre las voces y saber estar en escena (inmóviles en la parte alta de la escena) fueron cualidades destacables. El movimiento de actores, lento, pudiera ser adecuado para remarcar el problema planteado. Alguna sugerencia de carácter erótico no sé si quiere resaltar un problema de los protagonistas; tampoco si lo consigue.

La orquesta, al menos desde mi localidad, sonó demasiado fuerte. En algunos momentos casi tapaba a los solistas, que estuvieron muy bien. Todos ellos fueron merecedores del aplauso del público que era bien merecido.

En resumen una producción no demasiado atractiva, quizá, incluso, trivial en algún momento. Es lástima que no tengamos ocasión de oír la versión original de Isaac Albéniz.

José Prieto Marugán. (Fotos,  Teatro de la Zazuela). 


 

jueves, 2 de octubre de 2025

Vigencia de Camprodón, Hurtado y Barbieri.

 

El vizconde, zarzuela cómica de Francisco Camprodón. Gato por liebre, entremés de Francisco Hurtado, ambas con música de Francisco Asenjo Barbieri,

Irene Palazón, Blanca Valido, Juan Antonio Sanabria, César San Martín. Sexteto instrumental. Dirección de escena: Alfonso Romero. Esceneografía: Carolina González. Vestuario: Rosa García Andújar. Dirección musical: Miquel Ortega.

 Dos obras estrenadas respectivamente en 1855 y 1856, más de siglo y medio atrás, siguen teniendo extraordinaria vigencia en nuestro tiempo, si lo consideramos por el comportamiento del público que llenaba las dos salas de la Fundación Juan March, que aplaudió casi todos los números musicales y que se divirtió sin reserva alguna.

Las dos pequeñas obras representadas, en una producción conjunta con el Teatro de la Zarzuela, son dos trabajos de mero entretenimiento, basado en situaciones contrarias a lo que se considera normal. En El vizconde, la familia descendiente de El Cid Campeador, tiene un hijo carenc de espíritu guerrero; en Gato por liebre, dos aristócratas, viudas y talluditas, presumen de tener un amante, que resulta ser el mismo para ambas y que las engaña. El texto de ambasobras, en verso, es entretenido, simpático, crítico y humorístico. La música de Barbieri, como suya, alegre, sencilla, de calidad, con momentos de canto exigentes y de impacto directo.

La producción ofrecida en la Fundación Juan March (cuatro sesiones abiertas y tres para escolares) es un montaje del director de escena Alfonso Romero que une las dos páginas originales en un único espectáculo, intercalando  textos y músicas de ambas, en un desarrollo continuo y  muy dinámico. El propio Alfonso Romero nos orienta sobre su idea: “El vizconde se convierte en una telenovela de época, cuyos personajes son interpretados por los mismos que habitan el mundo de Gato por liebre, como si cada uno de ellos se identificara en secreto, con un personaje del culebrón”. Hay que señalar que el espectáculo así planeado funciona, El público se divierte, se divierte y entiende la casuística de cada una de las obras originales. El “experimento” es un acierto, funciona y la arriesgada apuesta fue muy aplaudida.

Los intérpretes estuvieron a un gran nivel, en sus dos papeles cada uno. Recitaron con claridad, dieron vida creíble a cada uno de sus personajes, matizando las palabras y dando verosimilitud a las situaciones. Se veía la mano de un buen director de escena. Musicalmente, todo a gran altura. Es cierto que la música no tiene grandes dificultades, lo cual no impide que haya que cantarla con afinación, juego de dinámicas y conjunción con el conjunto instrumental que acompaña. Destacó, de manera especial, el barítono madrileño César San Martín. Estupenda, aunque discreta, dirección de Miquel Ortega.

Hay que señalar que el planteamiento teatral requiere para los intérpretes no sólo cambios rápidos de vestuario (hechos prácticamente a la vista), sino sobre todo, de actitud, “metiéndose” de un personaje a otro de manera radical y sin apenas descanso.

En definitiva, un espectáculo atractivo, interesante, que viene a demostrar la vigencia de la zarzuela y que podrá ser visto en América. Concretamente en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, de Bogotá y al Teatro Metropolitano de Medellín, con el mismo reparto del que hemos disfrutado aquí.

Estupenda iniciativa. 

José Prieto Marugán. (Fotos de la producción. FJM).


 

 

sábado, 27 de septiembre de 2025

Ópera. Pepita Jiménez.

 



Ópera[1] en tes actos, de Francis Burnett Money-Coutts (basada en la novela de Juan Valera), con música de Isaac Albéniz. Versión del libreto y de la música de Pablo  Sorozábal.  Estreno obra original: 5 de enero de 1896, en el Gran Teatro del Liceo, de Barcelona.

PEPITA JIMÉNEZ

Opera en tes actos, de Francis Burnett Money-Coutts e Isaac Albéniz.

Versión del libreto y de la música de Pablo  Sorozábal.

Nueva producción del Teatro de la Zarzuela

 

14 funciones (1 al 19 de octubre de 2025)

 

Intérpretes:

Pepita Jiménez, joven viuda

Ángeles Blancas (1,3,5,9,11,15,17 y 19)

Carmen Romeu (2,8 y 18)

Maite Alberola (4,10 y 16)

Antoñona, nodriza de Pepita

 Ana Ibarra (1,3,8,10,15,16,18 y 19)

 Cristina Faus (2,5.9.11 y 17)

Luis de Vargas, joven seminarista

 Leonardo Caimi (1,3,4,9,11,16 y 18)

Antoni Literes (2,4,8,10,15,17, y 19)

Pedro de Vargas, padre de Luis - Rodrigo Esteves

Vicario, confidente de la viuda -  Rubén Amoreti

Conde de Genazahar, precedente de Pepita, Pablo López

Primer oficial - Josep Fado.

Segundo oficial – Iago García Rojas

 

Equipo artístico.

Dirección de escena: Giancarlo del Monaco

Escenografía: Daniel Bianco

Vestuario: Jesús Ruiz

Iluminación: Albert Faura

Coro Titular del Teatro de la Zarzuela (Dtor. Antonio Fauró)

Orquesta de la Comunidad de Madrid, titular del Teatro de la Zarzuela

Dirección musical: Guillermo García Calvo

 Duración del espectáculo: 75 minutos, sin pausas.

 

 

Personajes e intérpretes del estreno[2]. Pepita, Emma Zilli, soprano. Luis, Oreste Gennari, tenor. Antoñona, Carlotta Calvi-Calvi, mezzosoprano. Don Pedro, Marc Barba, bajo. Vicario Oreste, Luppi, bajo. Conde Genazahar, Achille Tisseyre, barítono. Primer oficial, Antoni Oliver, tenor. Segundo oficial, Alfredo Serazzi, barítono.

Números musicales. Primer acto.  1-Preludio y escena. Don Pedro, Antoñona, Pepita, Conde (“Ya se acerca, qué preciosa”). 2. Escena. Don Pedro, Luis, Antoñona, Pepita, Conde, Vicario (“Luis, qué te trae a ti por esta casa?”). 3. Dúo y aria de Pepita y Vicario (“Si por él yo muero”). 4. Escena. Antoñona, Pepita, Luis (“Otra vez estás llorando?). 5. Dúo de Luis y Pepita (“Pepita, te quiero hablar”). 6. Escena. Luis (“¡No puedo más, Señor!”). 7. Final del primer acto. Conde, Luis, primer y segundo oficial (“No, no creo ya en Pepita”).

Segundo acto. 8. Preludio y aria. Pepita (“¡Ay! Noche embrujada de primavera en flor”). 9. Escena. Antoñona, Pepita (“Oye, Pepita”). 10. Escena de la fiesta. Don Pedro, Pepita, Vicario, Antoñona y Coro (“Buenas noches, Pepita”). 11. Villancico. Coro (“Campanas, vuelan campanas”), 12. Nocturno y escena. Pepita, Don Pedro, Vicario y Antoñona (“¡Ay! ¡Ay, Virgen Santa!”).

Tercer acto. 13. Preludio y nocturno (Instrumental). 14. Dúo de Luis y Pepita (“Aquí la conocí”). 15. Dúo y aria de Pepita y Luis (“Tú no sabes de la angustia”). 16. Dúo final. Luis y Pepita (“No. Fue solamente un mal momento”)-

Sinopsis argumental. Mientras esperan a Pepita, Don Pedro comenta a Antoñona lo que le gusta Pepita. La mujer contesta que Pepita está enamorada de su hijo Luis, futuro seminarista. Don Pedro queda asombrado al conocer la noticia. Llega Luis y su padre intenta convencerse de que no se marche. Aparece Pepita, acompañada del Conde de Genazahar, y también sugiere a Luis que se quede a la celebración que prepara para los niños.  Don Pedro promete a Pepita que hablará muy en serio con su hijo. Pepita, entristecida, recibe el apoyo del Vicario que intenta consolarla. La muchacha confiesa que está enamorada pero no es correspondida. En la conversación Papita confiesa que es Luis quien le interesa. Al oír este nombre, el Vicario le dice que le olvide porque Luis ha consagrado su vida a Dios.

Antoñona convence a Luis para que hable con Pepita y la convenza de que lo mejor para los dos es que se separen. A ver llegar al Conde, Luis se esconde y escucha lo que dice: duda de la honestidad de Pepita porque ha escogido un novio singular. Luis, enfurecido, pretende atacar al Conde, pero es sujetado por sus oficiales. La disputa termina en un reto, pero el duelo no llegará a celebrarse.

Antoñona dice a Pepita que Luis irá a verla esta noche, pero la sugiera que no le haga caso.

Cuando la fiesta esta en su apogeo, Pepita finge desmayarse y Antoñona, Don Pedro y el Vicario la acompañan al interior de la casa.

Luis espera a Pepita que aparece pidiendo disculpar los el retraso. Pepita le declara su amor y le pregunta si él la quiere. Luis contesta que lo que él siente no es amor, que lo ocurrido fue un momento de tentación del que está arrepentido y que lo olvide. Pepita le pide que no huya, que no se comporte como un cobarde porque si se marcha, se llevará su vida y yendo a un mueble, saca un frasquito de veneno que oculta. Luis, de espaldas a ella, no se ha dado cuenta, Pepita toma la pócima y pide a Luis que rece por ella ante de caer al suelo. Luis, desesperado al ver lo ocurrido, intenta reanimarla inútilmente. Pepita le pregunta si la quiere y al contestarle Luis que sí, expira.

Comentario. Éxito de cortesía en el estreno, pero más atractivo en Praga, el 22 de junio de 1897, a pesar de los malos augurios de su autor que escribe una carta a su esposa:

Si Dios no lo remedia  esto será un verdadero desastre: los cantantes van bien pero ni el director ni la orquesta comprenden una sola palabra de la obra y resulta toda ella una descoloración espantosa; yo me he querido oponer a la representación, pero todo el mundo está contra mí, asegurándome que mañana … será otro día.

 Juan Arnau y Carlos María Gómez, en su Historia de la Zarzuela (Zacosa, Madrid 1979, Vol., 2, pág. 220), escribe:

En nuestro tiempo, hace pocos años, Pablo Sorozábal ha reformado esta ópera, dándole al libreto una nueva estructura y modificando la partitura para hacerla más teatral. Fue cambiado incluso el final, que del rosa pasa al negro, sin duda para ganar en efecto dramático. El tema de la novela del inmortal Juan Valera, queda de esta forma casi vuelto del revés.

 Pese a esta pesimista impresión Pepita Jiménez alcanzó  en Praga un considerable éxito. Según un diario local -el Prager ì Tagblatt- "la ópera es original, tiene su propia vida, y por eso la saludamos con sincera alegría en estos tiempos en que tantas unirrepresentaciones de medio talento con pretensiones intentan imponerse... La novela andaluza está escrita en un tono sombrío, pero de Albéniz ha recibido un adecuado color. Con artística delicadeza ha comprendido el compositor que efectos demasiado fuertes no eran adecuados aquí, y su música se desarrolla en ritmos elegantes y discretos. En general, las melodías de este idilio andaluz producen una impresión melancólica... En la orquestación ha puesto el autor toda su alma y ha obtenido sorprendentes efectos".

La obra fue  cantada en su estreno en italiano, en alemán en Praga (1897), en francés en Bruselas (1897) y París (1923). En 1964 se ofreció, en castellano, en el Teatro de la Zarzuela, con Teresa Berganza y Alfredo Kraus como protagonistas, en el Teatro de la Zarzuela; parea esta ocasión Pablo Sorozábal revisó libreto y partitura, dando a la historia una conclusión dramática nueva en lugar del final feliz original.  La versión que escuraremos es la de Sorozábal, pero, además existe otra revisión realizada por Josep Soler en 1994, que se estrenó en el Liceo el 11 de noviembre de ese mismo año.

Pepita Jiménez es en opinión de García Calvo es “una joya del nacionalismo musical español [que] trasciende las etiquetas”, ha sido motivo de varias revisiones con todo lo que ello puede suponer.

José Prieto Marugán.

 



[1] Inicialmente fue denominada “comedia lírica en dos actos”. En 1895 fue presentada en un acto, en 1904, en Bruselas, fue ofrecida en dos actos y el arreglo de Sorozábal la organiza en tres actos.

[2] Intérpretes y números musicales tomados del libro-programa del T. de la Zarzuela.