En
un banquete celebrado en honor de un autor, cuyo nombre desconocemos, cada uno
de los asistentes debía comentar en broma lo que era su profesión. Guillermo
Fernández–Shaw, se refirió a la zarzuela con esta poética definición:
Toda zarzuela tiene su receta,
que es, poco más o menos, la
siguiente:
veinte onzas de acción, treinta de
ambiente,
quince de situaciones de poeta,
cien gramos de sainete... o de
opereta,
diez de sal gorda y seis de la
corriente.
Viértase todo, en fino recipiente,
en agua verde, azul, roja o violeta.
Póngase en manos de un compositor
que, con clara y robusta melodía,
le infunda la virtud de su calor.
Sírvase luego de esta mezcla un vaso,
que ha de beberse a sorbos cada día.
¡Y agítese al usarla, por si acaso!
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