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viernes, 23 de junio de 2023

Luisa Fernanda. Entre el triunfo y el reparo.

 

Comedia lírica en tres actos de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw. Música de Federico Moreno Torroba.

Carmen Artaza. Sabina Puértolas. María José Suárez. Juan Jesús Rodríguez. Ismael Jordi. Emilio Sánchez. Antonio Torres. Didier Otaola.

Dirección de escena: Davide Livermore. Escenografía: Giò Forma. Vestuario: Mariana Fracasso. Iluminación: Antonio Castro. Coreografía: Nuria Castejón. Diseño audiovisual: Pedro Chamizo. Director de reposición: Emilio José López Pena. Coro titular del Teatro de la Zarzuela (Dtor. Antonio Fauró). Orquesta de la Comunidad de Madrid. Dirección musical: Miguel Ángel Gómez-Martínes. Teatro de la Zarzuela, 21-6-2022.

En febrero de 20021, comentando esta misma producción, escribíamos: “ A pesar de los pesares, de la pandemia y de todo lo que la rodea, el Teatro de la Zarzuela continúa ofreciendo la práctica totalidad de sus espectáculos, con todas las medidas de seguridad prescritas, y creando un lugar donde podemos volver a disfrutar de uno de los mayores placeres estéticos. Hay que agradecer a la dirección del teatro y a todo el equipo que lo forma, el esfuerzo que están realizando para que el teatro lírico pueda seguir dándonos satisfacciones”.  Para mantener el compromiso de ofrecer al público la totalidad de los espectáculos previstos de este título fundamental, y, también para respetar el trabajo de cuantos en el intervienen, el Teatro ha programado ocho nuevas funciones de esta gran zarzuela. La producción es la ya conocida, aunque con nuevos intérpretes.

A mi juicio, lo más importante de una representación de esta naturaleza es que los integrantes (cantantes, actores, coro, orquesta, concepción escenográfica y dramática de la obra, vestuario, etc…) ha de conformar un conjunto homogéneo. Y si es del mejor nivel, disfrutaremos de una función inolvidable. Ahora bien, si falla alguno de estos elementos, o no está a la altura, siempre que la recordemos, al buen sabor de boca añadiremos esa conjunción adversativa, ese “pero …”  que impide redondear la evocación. En esta ocasión el conjunto interpretativo ha sido magnífico, tanto en los papeles protagonistas, como en los secundarios.  El protagonista principal, Juan Jesús Rodríguez, barítono, dio vida a Vidal Hernando, presentándolo como un hombre de carácter, de palabra, y fiel a sus principios. Cantó con autoridad, potencia y energía, dando a sus intervenciones, incluidas las meramente teatrales, una verosimilitud que fue aplaudida en varias ocasiones, Su oponente en el amor de Luis Fernanda, fue el tenor jerezano Ismael Jordi, con un papel menos poderoso, pero igualmente atractivo, que solventó con técnica impecable y gran línea de canto. Las tres damas principales estuvieron a la altura por medios, calidad y capacidades expresivas. La mezzosoprano donostiarra Carmen Artaza, dio vida a la dubitativa Luisa Fernanda, con dominio de su registro, buena dicción y con un nivel vocal envidiable. Sabina Puértolas, soprano habitual de este coliseo fue la Duquesa Carolina. Cantó, como sus compañeros, con solvencia y calidad, interpretando su papel con toda la fuerza que requiere. Un personaje importante de esta obra, aunque pueda ser calificado de secundario, es el de Doña Mariana, la posadera. Lo hizo la mezzo ovetense María José Suárez con total autoridad, mostrando una gran energía y dando a su interpretación el carácter que ha de tener. Otros papeles secundarios, Don Florito, padre de Luisa Fernanda, Luis Nogales revolucionario más apasionado que eficaz, y Aníbal, mozo simpático y algo inocente, fueron muy bien defendidos por el tenor Emilio Sánchez, el barítono Antonio Torres y el actor-cantante Didier Otaola.

 

El Coro, brillantemente preparado por Antonio Fauró, que tiene un papel importante y complejo brilló como ya es habitual. Canta con gusto y sin estridencias, con claridad en sus expresiones y soltura en sus movimientos. Como es habitual, su trabajo fue reconocido por el público con un aplauso caluroso.

La orquesta, con la excelente batuta del granadino Miguel Ángel Gómez Martínez al frente, sonó con delicadeza, sin excesivo volumen, destacando los detalles de una rica partitura llena de color y juegos dinámicos. Más que un elemento que acompaña a los cantantes puede decirse de ella que es un colaborador eficaz, para que el canto sea natural y encantador. Cuando se cuenta con directores de esta naturaleza, el espectáculo lírico y teatral resulta especialmente atractivo.

En lo que respecta a la presentación, diseñada por el director italiano Davide Livermore, y que tiene el cine, concretamente el Cine Doré, como elemento fundamental en un escenario giratorio, creo que no añade nada especial a la obra original. Incluso diría que, en algunos momentos, desconcentra al espectador por las imágenes en movimiento de un Madrid antiguo en el que se intenta reconocer reconocen lugares, edificios y gentes de la ciudad. El despiste de quienes no conozcan el argumento de la Luisa, se agrava, a mi juicio, cuando los personajes entran al cine, cambiando de registro, pasando de ser protagonistas a ser público, de manera discutible. También me extrañó el diseño del tercer acto, esos bailes y su vestuario no me dieron la idea de un apartado lugar cacereño, cercano a la frontera de Portugal.

Eché de menos también los diálogos hablados, tanto los serios como los cómicos. Estos drásticos recortes, de los diálogos hablados son cada día más habituales, pero no acabo de acostumbrarme a su ausencia.

De todos modos, al público le gustó sobremanera. Grandes aplausos interrumpiero la acción teatral y, al final, mostraron su agradecimiento a todos los intérpretes, en el momento de los saludos.

Vidal Hernando

(Fotos: Javier del Real - TZ)

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