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domingo, 10 de marzo de 2024

GAL-LA PLACÍDIA: ¡UN DESCUBRIMIENTO!

 

Ópera en tres actos. Texto y música de Jaume Pahissa (según la obra teatral de Ángel Guimerá).

Intérpretes principales. Maribel Ortega. Carol García. Antoni Lliteres. Simón Orfila, Carlos Daza. Marc Sala. Carles Pachon. Coro Titular del Teatro de la Zarzuela. Colaboración. del Coro de la Comunidad de Madrid. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Dirección musical: Christoph König. Teatro de la Zarzuela, 8 de marzo de 2024.

 Siempre es muy interesante tener la ocasión de conocer una obra de nuestro patrimonio lírico que hace décadas que no se escucha y de la que no hay noticias más que en los libros especializados. Desde 2018, en el Teatro de la Zarzuela, hemos escuchado, en versión de concierto:  La tempestad, de Chapí (2018), María del Pilar, de Giménez (2018), Mirentxu, de Guridi (2019), Farinelli, de Bretón (2020), Marianela, de Pahissa (2020), Las Calatravas, de Luna (2021), Circe, de Chapí (2021), Tabaré, de Bretón (2022) y La Celestina, de Pedrell (2022). Ahora le ha tocado el turno  a la ópera Gal-la Placídia, escrita en lengua catalana por el compositor barcelonés Jaume Pahissa (1880-1969). Y hemos asistido a un verdadero acontecimiento.

Aunque no sigue con rigor la historia de este personaje de la Roma antigua, hija del Teodosio I el Grande y de su segunda esposa Flavia Gala, reina consorte por su matrimonio con Ataúlfo que vivió entre los años 388 y 395, hemos eccuchado una ópera que no se oye desde 1933 y que es una de las más grandes composiciones de este género de nuestro país.

Además de por su duración (140) minutos, la ópera ha sorprendido por su tamaño: una muy amplia formación orquestal, coro y un total de diez personajes, seis de los cuales han de ser intérpretes de primera categoría. El teatro de la Plazuela de Teresa Berganza, ha conformado ese elenco que ha realizado un trabajo minucioso, complicado y exhaustivo. Maribel Ortega, soprano jerezana, cubrió su papel con brío y potencia, haciendo frente a un registro exigente en muchos momentos. La mezzosoprano Carol García, criada de Placidia cumplió con suficiencia sus intervenciones. Antoni Lliteres, brillante tenor lírico mallorquín cautivó a los espectadores con su amplia participación y, sobre todo, con algunos agudos en lo más elevado del registro emitidos con potencia, afinación y poderío. Simón Orfila, bajo menorquín dio vida al personaje de Ataúlfo, su registro bajo llenó el teatro y su interpretación mereció la consideración de los asistentes. Carlos Daza y Marc Sala, ambos barítonos nacidos en Barcelona, fueron respectivamente, Velia y Varogasto, personajes de menos importancia que los anteriores pero exigentes en sus intervenciones. En conjunto un gran reparto, sin problemas apreciables y que dominaron su papel en todo momento. Merecen cita, además  Mario Villoria, Ángel Rodríguez y Joaquín Córdoba, pertenecientes al Coro de la Zarzuela que dieron vida a sendos personajes secundarios.

El conjunto coral no tiene en esta ópera una participación excesiva en cuanto a ´cantidad, pero sí determinante. Como es habitual lo solventó el titular de la casa , reforzado en esta ocasión por componentes del Coro de la Comunidad de Madrid. Alguna de sus intervenciones me resultó especialmente atractiva.

La orquesta tiene muchísima importancia por sí misma. El hecho se debe a que Pahissa era un compositor especialmente hábil en su manejo. A pesar de su tamaño, los detalles de su distribución tímbrica, las dinámicas, y las combinaciones instrumentales no hacen pesada su intervención. Es cierto que es un conjunto denso y poderoso, pero tal y como lo manejó el director alemán Christoph König (Dresde, 1968), nunca dio sensación de pesadez ni “tapó” a los cantantes.  Creo que fue un ejemplo de cómo ha de acompañarse a los cantantes de una obra lírica. Su esfuerzo, no sólo en la representación, sino en la preparación de todo el conjunto, con pocos días de ensayo y una partitura verdaderamente compleja y larga, fue reconocido con los aplausos del público y de los participantes en el espectáculo.

El público salió muy satisfecho a pesar de la longitud del espectáculo. Me dio la impresión de que también sorprendido. Creo que nadie esperaba una música como esta, exigente, y brillante, con una orquestación muy rica y controlada, con un juego de timbres y dinámicas llamativo, con unas voces poderosas, vibrantes y, sobre todo, comprometidas con sus respectivos papeles. Enhorabuena a todos.

Para terminar, se me ocurre una pregunta y un ruego. La pregunta: Teniendo en cuenta sus características, sus dimensiones y requerimientos (gran  orquesta , coro, y solistas de primerísimo nivel…), ¿Cuánto ganaría si tuviéramos ocasión de verla escenificada? El ruego: Considerando su calidad musical, nos parece fundamental que se pueda disponer de ella en Internet, para escucharla de nuevo y que lo puedan hacer todos los aficionados. Se hace necesario solventar los problemas de cualquier tipo que puedan presentarse para que así sea.

José Prieto Marugán.

 

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