Diana cazadora o Pena de muerte al amor, zarzuela en tres cuadros. Texto de Joaquín y Serafín Álvarez Quintero. Música de María Rodrigo. Sala Manuel de Falla. SGAE, Madrid 23 de junio de 2025.
Por iniciativa de la Fundación SGAE hemos tenido ocasión de disfrutar de una pequeña obra, un sainete que, a pesar de sus 110 años de vida, sigue manteniendo la ingenuidad de su trama, la agudeza y frescura de su lenguaje, la simplicidad de su estructura y la inocencia de su final feliz. Es la historia de dos personajes, Diana y Pepe Alcolea, que se sienten atraídos el uno por el otro, y que para conseguir emparentarse, emplean los ardides y los argumentos contrarios a sus verdaderas intenciones. Sencillez, sin duda alguna, pero que teatralmente funciona.
La música, también sencilla y escasa (sólo cinco pequeños números y un preludio) fue escrita por la madrileña María Rodrigo (1888-1967), una de nuestras mejores compositoras, injustamente olvidadas, como tantas otras mujeres artistas españolas.
Diana cazadora se ofreció en versión adaptada y semiescenificada. La dramaturgia y dirección escénica fue realizada por Juana Escabias. Los intérpretes fueron Maribel Vitar (Doña Tula) Sofía Gutiérrez-Tobar (Amalia), Soledad Vidal (Diana), Santiago Nogués (Dieguito Florido) y Adolfo Pastor (Pepe Alcolea). Les acompañó al piano Aurelio Viribay, quien también intervino con un pequeño papel hablado. Todos ellos estuvieron magníficos, tanto en sus intervenciones habladas como en las vocales. Dieron vida a sus personajes con una veracidad creíble, con gracia, claridad en la dicción, y adecuación en el gesto.
La velada, además de divertir a los asistentes puso de manifiesto la importancia del libreto en la zarzuela, algo que, en ocasiones, se olvida. José Prieto Marugán. Foto: Luis Camacho.
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