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martes, 17 de diciembre de 2013

LA CONSAGRACIÓN DE LA PRIMAVERA


Portada del programa de mano

Debussy (Seis epígrafes antiguos). Stravinsky (La consagración de la primavera). Dúo Alonso de Proteau. Sala Manuel de Falla (SGAE), 12-12-2013.


El  29 de mayo de 1913, en el Teatro de los Campos Elíseos, de París, Pierre Monteux dirigía el estreno mundial de La consagración de la primavera, ballet de Igor Stravinsky, bailado por las huestes de Sergei Diaghilev, con coreografía de Vaslav Nijinsky. Es conocida la reacción de una parte del público que promovió uno de los mayores escándalos de la historia de la música, probablemente porque no estaba preparados para ver y oír una de las más grandes obras de la música occidental.

El dúo pianístico Alonso de Proteau, formado por Mercedes Alonso, sobrina del compositor granadino Francisco Alonso, y su marido, Pierre-Frédéric Proteu, ofreció la versión para cuatro manos, realizada por el propio Stravinsky, de esta dificilísima partitura. Si La consagración en su versión orquestal, es una página complicada de ejecutar, la versión pianística es auténticamente endiablada. La extraordinaria complejidad rítmica, la multiplicidad de melodías que se entrecruzan, los cambios constantes de medida,  los violentísimos contrastes dinámicos (pocas veces se exige al piano una potencia tan desmesurada como en esta versión) y la tensión interna que los ejecutantes deben mantener durante unos cuarenta minutos, hacen de la interpretación de esta partitura un “tour de force” que no todos los pianistas están en condiciones de afrontar y superar. El dúo Alonso de Proteau consiguió no solo llevar a término la interpretación sino que ofreció una versión vibrante, enérgica (especialmente en los bajos), potente y muy atractiva. A pesar de esto, una gran parte del público asistente no reaccionó en sus aplausos con la intensidad que correspondía. La razón fue, probablemente, que no esperaba una música como esta, quizá pensaba en otros sonidos menos “duros” y más amables; quizá música de danza menos violenta… La verdad es que se mostró más frío de lo que tan interesante velada merecía. Han pasado cien años y puede decirse que esta “primavera” no ha llegado todavía a todos los aficionados a la música.

Abrieron el concierto los Seis epígrafes antiguos, de Debussy, originalmente escritos para piano a cuatro manos en 1915, de mucho menos interés que La consagración, aunque ofrecido por los solistas con corrección.

Hay que agradecer a los intérpretes la elección de un programa tan comprometido y habernos dado la oportunidad de escuchar música tan magnífica como infrecuente, en lugar de un programa del estilo de esos que vemos anunciados en las páginas de nuestros periódicos en estas fechas navideñas que ofrecen obras de impacto seguro, trilladas y que el público aplaude desde que entra en el teatro.


Vidal Hernando

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