Pensamientos
de un barbero.
Tengo varios
parroquianos que se confiesan apolíticos, es decir no interesados por las
cuestiones políticas. Cuando les
pregunto las causas, contestan que no quieren saber nada de los políticos, que
todos son iguales, unos chorizos, unos incumplidores … que sólo van a lo suyo,
que sólo buscan enriquecerse y medrar… que viven para ellos mismos, para el
partido y no para el pueblo. En fin,
están tan profundamente decepcionados que nada quieren saber de la política.
Les entiendo,
pero no del todo, porque están confundiendo unas cosas con otras. No es lo
mismo la política que los políticos; no es lo mismo la justicia que los jueces;
ni la iglesia que los curas. Sin embargo, parece que no lo tenemos claro. Y así
nos va. Despreciamos una idea, un concepto (llamarlo arte, me parece …) con
quienes a él se dedican. No es lo mismo. La política ha existido siempre,
porque es lo relacionado con el gobierno de un país. Y tanto es política una
monarquía, como una dictadura o una democracia. Ojo que no valoro ninguna. Una
política ´solo puede ser buena o mala, o regular, en la medida que ayude a las
personas.
Por esto me
parece un error definirse como apolítico. No. Hay que separar el grano de la
paja y colocar cada cosa en su sitio.
No se puede
olvidar que un político es el que dicta las leyes , no el que las interpreta ni
el que hace que se cumplan. Pero si las leyes están mal planteadas … nos
afectarán muy directamente.
Un político es
el que decide en qué se gasta el dinero de la nación, es decir el nuestro. Y si
se lo gasta en cosas superfluas o inútiles … nos afectará muy directamente.
Un político es
el que determina los impuesto que hemos de pagar. No hace falta recordar lo
directamente que nos afecta esto.
Podría seguir
recordando cosas que hace, o puede hacer, un político que nos afectan. Decir
que esto no nos interesa, que nos da lo mismo, que nada queremos ver en este
asunto … es esconder la cabeza como el avestruz.
Sólo con tener
claras ideas como las anteriores debería ser suficiente para olvidar esa idea
de lo apolítico. Ser apolítico significa no implicarse lo más mínimo en las
cosas, dejar que los demás resuelvan nuestros problemas, apuntarse en el grupo
de los de “a mí que me lo den hecho”. Y eso no es bueno, ni socialmente válido.
Deberíamos
tener y mostrar más interés, por lo menos en lo que nos afecta. ¿De verdad nos
da igual que nos suban los impuestos? ¿Nos resulta indiferente que ciertas
acciones sean delito y otros no ? ¿Nos da lo mismo disfrutar de servicios
sociales que no disponer de ellos?
No es verdad.
No somos apolíticos. Lo que pasa es que sólo nos interesamos por las cosas
políticas cuando nos afecta directamente.
Lamparilla
(Todo
esto es consecuencia de que no sólo de zarzuelerías vive el hombre).
No hay comentarios:
Publicar un comentario