Marta Knörr, mezzosoprano y Aurelio Viribay, pianista |
Obras de W. Bolcom, G. Crumb, H. Luaces,
M.J. Arenas, J. Horowitz, B. Cerrato y Ch. Jost. Marta Knörr, mezzosoprano. Aurelio Viribay, piano. Auditorio del Centro Cultural “Adolfo Suárez”, de Tres
Cantos (Madrid). 15 de octubre de 2016.
Que un Festival
Internacional de Música Contemporánea en España llegue a su decimosexta
edición, debe ser motivo de felicitación para sus impulsores, de satisfacción
para sus intérpretes y de agradecimiento para los espectadores interesados en
las músicas de nuestro tiempo, aunque el concepto contemporáneo resulte
impreciso y muy extendido en el tiempo.
El séptimo de
los conciertos de este año estuvo
dedicado a la canción de concierto y abarcó un buen puñado de obras de muy
distinta factura y estética firmadas por dos compositores españoles, dos
norteamericanos y uno de Italia, Alemania e Inglaterra, respectivamente, interpretados
por la mezzosoprano Marta Knörr acompañada del pianista Aurelio Viribay.
Abrían la
sesión tres cortas canciones del estadounidense William Bolcom tituladas Cabaret Song, que reflejaban este
ambiente, sobre todo en el acompañamiento instrumental. Tras ellas, otras tres
canciones, de cierto corte impresionista firmadas por el también estadounidense
George Crumb, tituladas Three early song.
La música inglesa estuvo representada por Lady Macbeth, una especie de tríptico, interpretado sin
interrupción, página en la que la intervención de la cantante unía el canto a
la declamación. De Bernardino Cerrato, italiano, se interpretó Cordelia’s farewell, partitura de
ambiente dramático en la que el piano tiene una muy importante presencia. El
alemán Christian Jobs es el autor de una escena en que principia con extrañas
sonoridades del piano (obtenidas con una baqueta dentro del instrumento) y que
pide una cantante de gran solvencia vocal, glisandos, sonoridades extrañas y a
veces incluso violentas, dinámicas extremas… Hamlet-Echoes, que es el título, requiere junto a la voz y al piano,
la presencia de una viola que unas veces dialoga con el teclado y otras se
empareja con la mezzo, obteniendo sonidos muy bellos.
He dejado para
el final las canciones de los dos autores españoles, no sólo por un sentido
patriótico o casero, si se quiere, sino porque me parecieron las más
interesantes. La primera, firmada por la onubense de nacimiento, pero gaditana
por residencia María José Arenas, titulada Los
aromas exactos, se compone de cuatro canciones homenaje a Cádiz a través
del retrato poético de alguno de sus lugares más representativos. Destaca la
fuerza del acompañamiento pianístico y la combinación de frases recitadas con
la expresión cantada.
El segundo
compositor español fue el madrileño Hermes Luaces, que ofreció Tres gacelas de amor y de muerte, sobre
textos de García Lorca. Según el propio autor, la música funde las ideas y
sentimientos expresados por el granadino con la impresión que al autor le
produjo la primera escucha de La bohème pucciniana.
El resultado son tres canciones expuestas con gran economía de medios en el
instrumento que, no obstante, reflejan un cierto ambiente de música flamenca.
Fueron una de las piezas más aplaudidas del programa
El trabajo
interpretativo de Marta Knörr fue de
primer orden, capaz de solventar los muchos escollos de estas partituras:
intervalos extremos, grandes variaciones de intensidad, simultaneidad del canto y el recitado … Toda una serie de
efectos vocales, no siempre muy adecuados para la voz, que requieren no ya una
intensa preparación técnica, sino un gran trabajo de análisis para conseguir un
mínimo de expresividad, expresividad acentuada por el gesto discreto y
oportuno.
Aurelio
Viribay, por su parte, resolvió su parte con mucha eficacia; en algunas de
estas canciones no se puede hablar simplemente de “acompañamiento”, puesto que
la partitura exige un gran trabajo. Los
dos fueron premiados por aplausos del público en el que se encontraban tres de
los autores programados.
Un detalle
importante, que debo destacar, es la breve y concisa explicación previa del
pianista de cada obra a interpretar. No hay que olvidar que el “mensaje” de una
canción está en el texto; y si este no se entiende (por las características
propias del canto) y porque no todo el mundo comprende alemán o inglés),
orientar un poco al oyente le ayuda a “entender” la música y no sólo a
disfrutar de su aspecto meramente sonoro.
Vidal
Hernando
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