Proyecto Zarza-La revoltosa (Foto T. Zarzuela) |
Sainete lírico en un
acto. Texto de José López Silva y Carlos
Fernández Shaw. Música de Ruperto Chapí. A. Cris Marco. M.J. Garrido. C. Fernández. N.
Pérez. A. Frías. J. López. J. Miralles.
J. Ariano. F. Forastieri. N. Segado. Escenografía y vestuario: Silvia de Marta.
Iluminación: Juanjo Llorens. Dirección de escena: José Luis Arellano. Grupo de
cámara. Dirección musical: David Rodríguez. Teatro de la zarzuela, de Madrid, 1
de marzo de 2017.
Era previsible. Se veía venir. Las nuevas tecnologías, las
telecomunicaciones, las redes sociales y todo ese entramado que nos rodea, han
llegado a la zarzuela. No se si hasta su más íntima esencia, pero sí al menos,
a todos sus elementos. ¿Con que objetivo? Pues parece que con el de conectar
con la juventud de este tiempo, alejada de una forma artística que no les es
familiar, que no entienden, que no valoran, que no disfrutan.
Dentro del programa pedagógico de la Zarzuela se ofrecía La revoltosa, la conocida, apreciada y
querida obra maestra del género chico. Quienes esperaran una Revoltosa tradicional, no la
encontrarían; tampoco chuletas al uso, ni mantones de manila, ni trajes “de
madrileña”, ni la vecinal corrala. Sí pudieron encontrar el sabor, el ambiente,
el espíritu, algún texto exacto, la
música casi sin tocar, la historia de amor, … el espíritu, en definitiva. Y los
ocho o diez centenares de muchachos de Secundaria, con sus profesores (¡qué
importante es su presencia!) disfrutaron de lo lindo, pasaron 90 minutos intensos
sintiendo las emociones que salían de la
escena.
La historia de Felipe y Mari-Pepa, insertada en una amalgama
de ideas y frases antiguas y modernas, rodeada de móviles y redes sociales,
sigue viva y con la fuerza de siempre. Y el final, previsible y conocido, sigue
cosechando aplausos, como toda la vida.
Pyorecto Zarza-La revoltosa-Felipe y Mari Pepa (Foto.T. Zarzuela) |
El experimento, que ciertamente llevará a algunos
“engañados” al teatro, ha sido propiciado por Daniel Bianco y lo han
desarrollado Guillem Clua y Javier López de Guereña. El primero ha desarrollado
un texto con ritmo, interés para el auditorio al que está destinado, con alguna
que otra pincelada que hace explotar la adrenalina del espectador; un trabajo
reconocido por el auditorio. El segundo se ha encargado de la adaptación
musical a un grupo de 8 jóvenes; aquí eché de menos la fuerza de la orquesta de
Chapí, sus colores, su arropar a los cantantes. José Luis Arellano, movió la
escena constantemente, con decisión, con ritmo, sin descanso, sobre una
escenografía de Silvia de María sencilla, elemental, a base de una larga mesa y
una decena de sillas con la que los actores .conforman las distintas escenas.
Mucho uso de las linternas de los móviles (como la referencia a su uso) aunque
no me parecieron sino anecdóticos.
Los intérpretes han salido de una selección (los
“inglesófilos” lo llaman casting) de
unos 300 jóvenes no necesariamente pertenecientes al mundo lírico. Después de
un trabajo intenso de varios meses, el resultado ha sido muy bueno;
especialmente el de Ana Cris Marco, una Mari Pepa solvente, segura de sí misma
y con recursos vocales, y Alberto Frías, un Felipe correcto y con carácter. Destacó,
también a mi juicio, Felipe Forastieri, en el papel del Sr. Candelas, que puso
en pie con autoridad y energía. Merecen citarse el resto de intérpretes: María
José Garrido (Soledad), Cielo Fernández
(Encarna), Nuria Pérez (Gorgonia),
Joselu López (Cándido), José Miralles (Tiberio), Javier Ariano (Atenedoro), y
Natan Segado (uno de los dos Chupitos).
No sé si los centenares tres o cuatro mil jóvenes que van a
ver este espectáculo saldrán “conociendo” la zarzuela; tengo mis dudas, porque
los medios empleados no han sido los habituales de la zarzuela; quizá sea
prudente esperar resultados. Por de pronto se ha conseguido un éxito
indiscutible entre esta población que, seguramente, se acerca por primera vez a
este teatro musical.
Esta e-revoltosa
es el comienzo del Proyecto Zarza, cuyo desarrollo y calado iremos viendo.
Lo que sí puedo añadir es que ni el barriobajero López Silva, ni el
circunspecto Fernández Shaw, ni el brillante Chapí, pudieron pensar, hace 120
años, que su sainete siguiría teniendo la fuerza, la intensidad emocional, la
gracia, … la vida que tiene.
Pero esto, en mi opinión, no es zarzuela. Y, desde luego, no
es La revoltosa aunque el tema sea
básicamente el imaginado por López Silva y Fernández Shaw y la música no tenga
la riqueza que puso Chapí en su orquesta.
Vidal Hernando.
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