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jueves, 29 de septiembre de 2022

El caballero avaro.

Ópera en un acto. Texto y música de Sergei Rachmaninov, basada en la obra homónima de Aleksandr Pushkin. Coproducción del Teatro de la Zarzuela y la Fundación Juan March.

Intérpretes: Ihor Volevodin. Juan Antonio Sanabria. Isaac Galán. Gerardo López. Javier Castañeda. Director musical y piano: Borja Mariño.

Director de escena: Alfonso Romero. Escenografía: Carmen Castañón. Vestuario: Gabriela Salaverri. Video: Philipp Contag-Lada. Iluminación: Félix Garma, diseño de iluminación

 Auditorio de la Fundación Juan March, 28-9-2022.

Dentro del ciclo Teatro Musical de Cámara y de las óperas rusas de pequeño formato, le ha llegado el turno a esta creación de Sergio Rachmaninov, estrenada en 1906 en el Bolshói moscovita. Se trata de una composición que aborda el tema de la avaricia y sus consecuencias sicológicas, basándose en una de las Pequeñas tragedias de Pushkin. La ópera es un trabajo angustioso, sombrío e incluso tenebroso, alejada de los modelos tradicionales. Ambientada en la Edad Media ha sido trasladada a tiempos más modernos y a un ambiente oscuro en el que se mueven sus cinco personajes, hombre todos ellos. El avaro y mezquino barón, Albert (su hijo) desgraciada víctima de su padre, el Duque, a quien Albert acude en busca de ayuda, el Prestamista y el Sirviente.

La música muestra deliberadamente ansiedad con algunos diseños insistentes e incisivos, con fuertes contrastes dinámicos que buscan acentuar los momentos de tensión, la agobiante situación de Albert, la enajenación obsesiva de su personalidad y la desesperación del Barón cuando ve que se acerca su última hora.

El barítono ucraniano Ihor Voievodin nos pareció la mejor figura del reparto, por su voz poderosa, llena, incisiva y potente; además, su intervención teatral me pareció excelente, en especial en el segundo acto, que es, en realidad un largo y denso monólogo. Albert, el hijo, estuvo a cargo del tenor canario Juan Antonio Sanabria, voz de carácter más dramático que lírico, con una partitura de cierta dureza y con algunos agudos algo comprometidos. Los otros tres protagonistas son, en realidad, personajes secundarios. Isaac Galán, barítono zaragozano, hizo el Duque; estuvo en el papel adecuadamente, señorial, y políticamente correcto cuando ofrece su ayuda para solucionar el conflicto entre padre e hijo.. Gerardo López, tenor malagueño, fue el Prestamista y Javier Castañeda, bajo palentino, el Sirviente. Ninguno de ellos tuvo problemas con su papel.

La escenografía, simple, oscura y hasta sombría, se complementaba con una docena de pantallas, de varios tamaños, en la que se proyectaban imágenes que daban cierta movilidad a la escena y al ambiente de la historia.

Borja Merino se encargó del acompañamiento al piano. Hizo un trabajo solvente y meritorio, destacando ataques y dinámicas. La pena fue que no tuviéramos ocasión de escuchar la versión orquestal. Seguramente la habilidad de Rachmaninov habría conseguido acentuar la atmósfera somría de su ópera.

En todo caso una experiencia muy atractiva y una oportunidad única de ver una ópera distinta a las que componen las carteleras.

 Vidal Hernando.

 

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