El bateo. Sainete lírico en un acto de Antonio Paso y Antonio Domínguez, con música de Federico Chueca. Intérpretes: Visita, María Rodríguez. Sra. Valeriana (Milagros Martín). Nieves (Lara Chaves). Wamba (Gerardo Bullón). Virginio (José Miguel Zapata). Película (José Julián Frontal). Lolo (Alberto Frías). Pascual (Ángel Burgos). Pamplinas (Julen Alba).
La revoltosa. Sainete lírico en un acto y tres cuadros, de José Luis López Silva y Carlos Fernández Shaw, con música de Ruperto Chapi. Intérpretes: Mari-Pepa (Berna Perales). Soledad (Blanca Valido). Gorgonia (Milagros Martín). Encarna (María Rodríguez). Felipe (Gerardo Bullón). Cándido (Ricardo Muñiz). Sr. Candelas (José Manuel Zapata). Tiberio (José Julián Frontal). Atenedoro (Alberto Frías).
Equipo artístico. Director de escena: Juan Echanove. Escenografía y vestuario: Ana Garay. Iluminación: Juan Gómez-Cornejo. Coreografía: Manuela Barrero. Coro Titular del Teatro de la Zarzuela (Dtor: Antonio Fauró). Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director musical: Óliver Díaz.
En esta nueva producción de la Zarzuela no hemos visto Madrid por parte alguna. La escenografía montada no retrata una calle madrileña para El bateo, ni una casa de vecindad, una corrala, para La revoltosa. Montada a base de estructuras metálicas de tres alturas, con escaleras a la vista, resulta, a mi juicio, poco apropiada, porque no sugieren ambientes. En La revoltosa, por ejemplo en lo que debería ser un patio aparece una especie de barra americana. No es imaginable que tres hombres maduros jueguen al tute en este entorno. Tampoco el vestuario es del tipo del esperado; no encaja con nuestra idea: ni la “cabaretera” Nieves, ni el estrambótico Wamba de El bateo, ni el elegante Felipe de La revoltosa, dan la imagen que se espera.
Algo parecido puede decirse de loa bailarines, con movimientos muy exagerados, casi “mecánicos” en algún momento, muy gimnásticos pero poco expresivos.
A pesar de esto, el espectáculo gustó al público, que aplaudió todos y cada uno de los números de ambos sainetes.
En la parte interpretativa destacó, como siempre, el coro: un coro cohesionado, poderoso, rico en matices y con una enorme capacidad interpretativa. El coro, que en el género chico, no es sino el mismísimo pueblo o vecindario, tiene un papel esencial en las historias que se cuentan. La preparación del de la Zarzuela es exquisita; se nota en todas sus intervenciones.
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Escena de El bateo |
Entre los solistas debo destacar la intervención del barítono madrileño Gerardo Bullón. Voz poderosa, potente, con dominio de las dinámicas, bien proyectada y de adecuada dicción. Un barítono capaz de dar vida, de modo impecable, al revolucionario y revoltoso Wamba y, poco después, al enamorado Felipe. Sus oponentes femeninos, cumplieron su papel, especialmente María Rodríguez, mezzo vallisoletana como Virginia, en El bateo. Mari-Pepa, en La revoltosa, fue la soprano malagueña Berna Perales, correcta pero con menos intensidad que su enamorado oponente. El resto del conjunto cumplió con sus respectivos papeles. Entre todos debo destacar la formidable interpretación de la soprano Milagros Martín, que dio vida a dos personajes fundamentales en ambas obras: la Sra. Valeriana, de El bateo, y Gorgonia, de La revoltosa. ¡Que carácter! ¡Qué forma de meterse en la piel de sus personajes! Con elle el texto creado por los libretistas adquiere una fuerza imponente, una forma definitiva. Como es lógico fue muy aplaudida.
En la parte instrumental, Óliver Díaz supo conducir a la orquesta por los caminos adecuados, tanto en la variedad temática de las formas y danzas de la partitura de Chueca, como a los magníficos colores, acompañamientos y juegos tímbricos del trabajo de Chapí. No escuchamos ni prisas ni exageradas potencias en el conjunto. En resumen, un director orquestal atento a todo el entorno que le rodea: la escena, los cantantes y la orquesta. Se nota, en el trabajo de Óliver Díaz, su gran experiencia en el teatro lírico español. José Prieto Marugán.
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Escena de La revoltosa |
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