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jueves, 2 de octubre de 2025

Vigencia de Camprodón, Hurtado y Barbieri.

 

El vizconde, zarzuela cómica de Francisco Camprodón. Gato por liebre, entremés de Francisco Hurtado, ambas con música de Francisco Asenjo Barbieri,

Irene Palazón, Blanca Valido, Juan Antonio Sanabria, César San Martín. Sexteto instrumental. Dirección de escena: Alfonso Romero. Esceneografía: Carolina González. Vestuario: Rosa García Andújar. Dirección musical: Miquel Ortega.

 Dos obras estrenadas respectivamente en 1855 y 1856, más de siglo y medio atrás, siguen teniendo extraordinaria vigencia en nuestro tiempo, si lo consideramos por el comportamiento del público que llenaba las dos salas de la Fundación Juan March, que aplaudió casi todos los números musicales y que se divirtió sin reserva alguna.

Las dos pequeñas obras representadas, en una producción conjunta con el Teatro de la Zarzuela, son dos trabajos de mero entretenimiento, basado en situaciones contrarias a lo que se considera normal. En El vizconde, la familia descendiente de El Cid Campeador, tiene un hijo carenc de espíritu guerrero; en Gato por liebre, dos aristócratas, viudas y talluditas, presumen de tener un amante, que resulta ser el mismo para ambas y que las engaña. El texto de ambasobras, en verso, es entretenido, simpático, crítico y humorístico. La música de Barbieri, como suya, alegre, sencilla, de calidad, con momentos de canto exigentes y de impacto directo.

La producción ofrecida en la Fundación Juan March (cuatro sesiones abiertas y tres para escolares) es un montaje del director de escena Alfonso Romero que une las dos páginas originales en un único espectáculo, intercalando  textos y músicas de ambas, en un desarrollo continuo y  muy dinámico. El propio Alfonso Romero nos orienta sobre su idea: “El vizconde se convierte en una telenovela de época, cuyos personajes son interpretados por los mismos que habitan el mundo de Gato por liebre, como si cada uno de ellos se identificara en secreto, con un personaje del culebrón”. Hay que señalar que el espectáculo así planeado funciona, El público se divierte, se divierte y entiende la casuística de cada una de las obras originales. El “experimento” es un acierto, funciona y la arriesgada apuesta fue muy aplaudida.

Los intérpretes estuvieron a un gran nivel, en sus dos papeles cada uno. Recitaron con claridad, dieron vida creíble a cada uno de sus personajes, matizando las palabras y dando verosimilitud a las situaciones. Se veía la mano de un buen director de escena. Musicalmente, todo a gran altura. Es cierto que la música no tiene grandes dificultades, lo cual no impide que haya que cantarla con afinación, juego de dinámicas y conjunción con el conjunto instrumental que acompaña. Destacó, de manera especial, el barítono madrileño César San Martín. Estupenda, aunque discreta, dirección de Miquel Ortega.

Hay que señalar que el planteamiento teatral requiere para los intérpretes no sólo cambios rápidos de vestuario (hechos prácticamente a la vista), sino sobre todo, de actitud, “metiéndose” de un personaje a otro de manera radical y sin apenas descanso.

En definitiva, un espectáculo atractivo, interesante, que viene a demostrar la vigencia de la zarzuela y que podrá ser visto en América. Concretamente en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, de Bogotá y al Teatro Metropolitano de Medellín, con el mismo reparto del que hemos disfrutado aquí.

Estupenda iniciativa. 

José Prieto Marugán. (Fotos de la producción. FJM).


 

 

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