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miércoles, 18 de septiembre de 2013

JORNADAS DE ZARZUELA EN CUENCA





















Seb.


Supongo  que se ha enterado usted.

Hil.
Enterarme, ¿de qué?

Seb.
Ya veo que no lo sabe. De que van a celebrarse unas Jornadas de Zarzuela en Cuenca.

Hil.
¿Jornadas de zarzuela+ No sabía nada, pero ¿puede usted ser algo más explicito?

Seb.
Pues una serie de conferencias y mesas redondas alrededor de la zarzuela: de su situación actual, de su proyección futura, de sus problemas, de sus perspectivas …

Hil.
Me temo lo peor.

Seb.
¿Cómo lo peor?

Hil.
Sí, señor, sí. No me extrañaría que suba el nivel de las aguas del Júcar o del Huécar, los ríos de Cuenca, porque me da en la nariz que va a haber mucho llanto y no pocos lamentos.

Lamentos porque han desaparecido las subvenciones, lloros porque faltan ayudas, desesperación porque no llegan los apoyos, suspiros porque no hay cantantes preparados, sollozos porque el público es muy mayor, …

No me sorprendería que la cosa terminara con el “foxtrot de las lloronas” de Los gavilanes.

Seb.
¡Hay que ver, Don Hilarión, siempre tan suspicaz! Es usted como media foto: el negativo. Todo lo ve oscuro, negro o tiznao, que es casi peor.

No digo yo que no vaya a haber alguna lágrima, pero a mí me parece más una ocasión de enfrentarse a los problemas. Una oportunidad para poner de acuerdo a muchos de los que están alrededor de la zarzuela para empujar en la misma dirección. El género lírico español, al que usted y yo pertenecemos,  ha pasado por muy malos momentos, pero siempre se ha recuperado por la voluntad de los zarzueleros.

Hil.
Ya, ya, pero ahora la cosa es muy distinta y quizá más grave.

Seb.
Pues habrá que tirar u empujar el carro  al mismo tiempo. O soplar y sorber, que diría un chuleta de Lavapiés, y que, mismamente, viene a ser parecido.

Yo tengo la esperanza de que estas Jornadas sean el origen de nuevos caminos para la difusión de la zarzuela, que es lo que a todos nos interesa.

Hil.
Ojalá tenga  usted razón, aunque si yo peco de pesimismo, usted se pasa se optimista. Pero, dejemos estas filosofías a un lado y déme usted detalles.

Seb.
Bien. El objetivo general es el estudio de la actualidad de la zarzuela, para analizar la posición del género hoy día, sus horizontes y sus desafíos.

Para ellos, distintas personas: investigadores, historiadores, sociólogos, profesores, especialistas, alumnos y profesionales de artes escénicas, intérpretes, directores de escena, programadores, gerentes de teatros, productores, y demás, plantearán sus problemas y puntos de vista sobre el género.  En total,, seis ponencias y cuatro coloquios forman el programa oficial.

Se van a tocar temas como la edición de partituras, el mercado y la difusión de la  zarzuela, las investigaciones musicológicas, la labor de libretistas y compositores, los intérpretes y su problemática, las dificultades de los productores y la gestión de teatros públicos y privados.

Hil.
La oferta es atractiva, no cabe duda.

Seb.
Pero lo más importante van a ser las charlas informales entre los participantes fuera de las sesiones previstas. Ahí van a surgir nuevas ideas, colaboraciones, contactos, proyectos…

Hil.
Eso es verdad. En estas reuniones, el contacto directo suele dar muy buenos frutos.

Seb.
¡Pues claro! Ya sabe usted que reconocer los problemas es tener conseguida la mitad de su resolución.

Hil.
¿Y va a haber música?

Seb.
Pues claro. Y muy interesante. En primer lugar, una película sobre la zarzuela Alma de Dios.

Hil.
No me suena.

Seb.
No me extraña, porque es una película muda.

Hil.
¡Don Sebastián! ¡Esto es una zancadilla!

Seb.
No se enfade, hombre de Dios. Es una película antigua, de 1923, cuando usted y yo éramos jóvenes. Una de esas rarezas milagrosamente recuperada que tendrá acompañamiento pianístico en directo, como se hacía antes.

Después un gran concierto, con solistas, coro y orquesta.

Hil.
¿Sabe  usted algún detalle?

Seb.
Todos. Tome nota: dos voces jóvenes españolas, Elisandra Mellán y  Javier Agulló, el Orfeón Ciudad de Cuenca y la Orquesta de Córdiba. Dirige Javier de Paz.

Hil.
No está mal. ¿Y el repertorio?

Seb.
Variado; algunas piezas muy sabidas (ya sabe usted que al público le encanta escuchar lo que ya conoce) y algunos números desconocidos de Sor Navarra (de Moreno Torroba), El cuñao de Rosa (López Torregrosa), El húsar de la guardia (Giménez y Vives, María Sol (Guerrero) y Colorín, colorao (Kíoez Torregrosa).

Hil.
¿Algo más?

Seb.
Sí, señor. Algo que puede resultar muy atractivo, un espectáculo de zarzuela para niños, interpretado por una compañía que se llama Zarzuguiñol.

Hil.
¿Y de qué va?

Seb.
Como su nombre indica, una historia de guiñol, de títeres, con fragmentos de conocidas zarzuelas.

Es una manera de que los más pequeños se diviertan y, de paso, empiecen a tener contacto con el género. ¡Hay que sembrar!

Además va a hacer una exposición dedicada a Luis Sagi Vela y una feria en la que participaran  compañías, teatros, archivos documentales, etc. 

Hil.
La oferta es muy interesante, pero vayamos a lo práctico. ¿Quién puede asistir?

Seb.
Quien lo desee. La entrada a las charlas y conferencias y al espectáculo infantil es libre y gratuita. Para el concierto hay que retratarse en taquilla, pero la foto es barata.

Hil.
¿Cuándo es el acontecimiento?

Seb.
Los días 27, 28 y 29 de septiembre de 2013.

Hil.
¿Dónde se ha entrado usted de todo esto?

Seb.
Muy sencillo, Don Hilarión. ¡Donde lo pone! En Internet, en la página web de la Fundación Jacinto e Inocencio Guerrero (http://www.fundacionguerrero.com/).

Hil.
¡Ah! ¡Es que yo  de internet ando un poco flojo!
!
Seb.
¡Pero hombre! Usted lo sabe: las ciencias adelantan que es una barbaridad… Y lo de internet es …. lo más. el súmun, estratosférico, galáctico… ¡Tiene usted que ponerse al día!

Ya hablaremos de este tema. Pero lo de Cuenca…, quizá merezca la pena acercarse. Total, en una horita…

Hil.
¿Cómo en una horita?

Seb.
¡Ah! ¿Es que tampoco sabe usted nada de los trenes de alta velocidad. ¡Corren que se las pelan! Atocha-Cuenca, una horita; lo que le digo.

¡Ay, Don Hilarión!  ¡Tiene usted que espabilar, el mundo cambia!

Hil.
No hace falta que me lo recuerde. ¡Bien lo se! Antes, la botica despachaba remedios para enfermedades; ahora parece un supermercado: comida y artilugios de todas clases para bebés, cosméticos para sus madres … Sólo me falta vender píldoras de la felicidad …

Seb.
Pues ahí tiene usted una oportunidad. ¿Ha pensado en embotellar alguna que otra zarzuela?



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