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jueves, 26 de septiembre de 2013

LOS DÍAS ESPECIALES




Pensamientos de un barbero.



LOS DÍAS ESPECIALES


Los filósofos suelen enfrentarse a los grandes problemas de la humanidad tratando de contestar a preguntas que, a lo peor no tienen respuestas: de dónde venimos, a dónde vamos, quienes somos …, dejando a un lado los pequeños interrogantes cotidianos.

A mí me parece que también hay que prestar atención a las cosas pequeñas. A esta conclusión he llegado no como consecuencia de un ejercicio amateur de la filosofía, sino como resultado de la práctica diaria de mi trabajo, que tanto me obliga a pelear con una barba dura, cerrada, correosa y curtida, como poner mis manos en la tímida humildad de las pelusas con que, sumisamente, empieza a manifestarse la pubertad masculina.

Ayer, en lugar de una reparadora siesta, me dediqué a pensar en los días a los que dedicamos una atención especial a algo. El tema da para más de lo que parece, pero voy a tratar de sintetizar en estas líneas, alguna de mis conclusiones.

Un “Día Especial” es un día señalado, que suele coincidir con una fecha concreta.

¿Quién lo decide? No está muy claro, sobre todo cuando la cosa viene de lejos. Pero estas son algunas posibilidades: el Día de la Patrona, la Iglesia; el de la Patria, el gobierno; el de la Madre, el del Padre, el de los Abuelos … unos grandes almacenes. Podríamos decir, resumiendo mucho, que estos días los decide … “la autoridad competente”.

A veces son un contrasentido. Por ejemplo que el Día de San Dominguín, caiga en Lunes (quizá aquí la “autoridad competente” no era ni lo un ni lo otro).

¿A quién afecta? A conjuntos poblacionales diversos. Hay días de ámbito muy local, un pueblo o un barrio. A partir de aquí tenemos días especiales en todos los niveles: la provincia (Día de Madrid, de Santander); de ámbito regional (Día de Andalucía, de Extremadura); nacional (Día de Francia), supranacional (Día de la Hispanidad) y hasta planetario (Día Mundial de …).

¿Quién elige el nombre? No siempre se sabe, pero es evidente que alguno no está bien pensado: El Día del Trabajo, no se trabaja.

Algunos han tenido, incluso, uno o más nombres: Día de la Raza, de la Hispanidad, Doce de Octubre, Fiesta Nacional, Día de las Fuerzas Armadas…

La mayoría son días feriados en los que se pretende una jornada de diversión y de alegría, pero podríamos establecer una clasificación dada la gran variedad existente:

  • Religiosos. Días de santos, santas, vírgenes, patronos de pueblos, villas y ciudades.
  • Políticos. Día de la Patria, de la Comunidad, de las Fuerzas armadas, de la Constitución.
  • Reivindicativos, Día del Trabajo, Día sin Humo, del Orgullo Gay.
  • Concienciación social. Día de las Enfermedades Raras, de la Cruz Roja, del Domund.
  • Cabreos nacionales: Día de la Ira (en países islámicos).
  • Cultura: Día del Libro, de la Música, del Teatro. del espectador.
  • Comerciales: Día de la Madre.

Casi todos son días, aunque las horas nocturnas empiezan a tener un sitio: Noche en Blanco, Noche del teatro, Noche de Hallowen (ésta importada a velocidad de vértigo)

Alguno de estos Días Especiales, se nos muestran como otra casa, aunque en el fondo lo que buscan es dinero, bajo el paraguas de grandes sentimientos, de nobles intenciones, de elevados conceptos: Día de la Madre, del Libro, de los Enamorados…

No siempre los contrarios tienen su correspondiente día: Hay día del Orgullo Gay, pero no de los Heteros Presuntuosos.

Aún nos faltan muchos:

  • El día de los sufridos contribuyentes (Este podía ser incluso múltiple).
  • El día sin insultos (tiene pocas posibilidades, lo reconozco).
  • El día sin políticos (Este nunca lo autorizarán los gobernantes, por si la cosa se vuelve contra ellos).

Pero el día más importante de todos será, nos guste o no, el Día del Juicio.

Lamparilla

(Todo esto es consecuencia de que no sólo de zarzuelerías vive el hombre).

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