Parece que Chapí
era bastante generoso y, como cuenta Vicente Prats:
“con frecuencia recibía a personas que solicitaban su ayuda económica alegando
que eran parientes de músicos que en otros momentos fueron sus compañeros en
orquestas y agrupaciones musicales en las que Chapí trabajó. Otras le esperaban
en el portal de su casa, a la hora en que tenía por costumbre retirarse, en
demanda de algún socorro que aliviara su situación.
Por cierto que,
según relata su nieto político don José Inocencio Tejedor, en cierta ocasión le
visitó una señora con aire triste y compungido, solicitando su ayuda.
Al inquirir don
Ruperto quién era, la dama, muy emocionada contestó:
– “Soy la viuda de Daoíz y Velarde.”
Hay que ver los problemas que causa
esa dichosa letra a la cual llamamos Y griega. Quizá sea la letra más dudosa de
todas porque unas veces une (Ramón y Cajal, Ortega y Gasset) y otras separa
(Soutullo y Vert, Daoiz y Velarde). Unas veces une, y otras separa... Y no
siempre lo deja claro.
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