Ensayo de Black el payaso (Foto: T. Zarzuela) |
Black el
payaso
(Opereta en un prólogo y tres actos de Francisco Serrano Anguita. Música de
Pablo Sorozábal). M. Rey-Joly. N. García-Arrés. T. Iglesias. F. Veloz. R.
Amoretti. E. Gavira.
I Pagliacci (Ópera en un prólogo y
dos actos de Ruggero Leoncavallo). M.Rey-Joly. A. Montserrat. F. Veloz. D.
Menéndez. Dirección de escena: Ignacio García.
Escenografía: Juan Sanz y Miguel Ángel Coso. Vestuario: Pepe Corzo. Coro
del Teatro de la Zarzuela. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Escolanía
Cantorum (en Pagliacci). Director musical: Domenico Longo. Teatro de la
Zarzuela: 27-4-2014.
El Teatro de
la Zarzuela ha presentado, en el mes de abril, un programa al que le
corresponde mejor el calificativo de “mixto” que el de “doble”, pues ha unido
una opereta (muy asimilable a nuestro concepto de zarzuela) y una ópera. Esta
unión, que da lugar a un espectáculo de larga duración, cerca de las tres horas
y media, hemos de considerarla una novedad, quizá incluso, una innovación. Antes de proseguir, hemos de decir que no notamos,
el día comentado, reacciones extrañas en el público: ha asistido a ambas obras
con interés, las ha disfrutado y las ha aplaudido con la misma intensidad.
Quizá sea momento de que empecemos a olvidarnos de las tópicas comparaciones
que manejamos demasiado a menudo. Si alguien de los que llenaban el teatro
tenía dudas, deben haber quedado resueltas.
Tanto la obra
de Sorozábal, como la de Leoncavallo tratan el mismo tema: el teatro dentro del
teatro, aunque con historias distintas. En la del español el ambiente es
festivo y ligero, aunque no faltan insinuaciones y críticas, más o menos
veladas y más o menos advertidas por los espectadores. La del italiano es una
tragedia provocada por los celos. En ambas está presente el amor, sentido de
manera muy diferente. Creemos que no merece la pena resumir ambas historias
porque I pagliacci es una de las
óperas más populares y sobre Black el
payaso hemos publicado su argumento en este mismo blog. (http://zarzuelerias.blogspot.com.es/search/label/Grandes%20zarzuelas).
Escena de I pagliacci ()Foto. T. Zarzuela) |
Lo primero que
atrae de la representación comentada es el espectáculo. Magnífico, sin
extravagancias ni interpretaciones esotéricas o conceptuales que suelen
tergiversar las intenciones originalesde los autores. Podíamos decir que la
presentación fue, incluso, “clásica”. Excelente la escenografía de Juan Sanz y
Miguel Ángel Caso, buscando una cierta espectacularidad en la página de
Sorozábal y más intimidad en la de Leoncavallo. Llamó la atención, y fue muy
elogiado, el magnífico vestuario realizado por Pepe Corzo: brillante,
espectacular, capaz de crear el ambiente general de ambas obras. Muy adecuada y llamativa la aportación de
números circenses que ambientaban perfectamente la representación.
Hemos de
destacar la gran dirección de escena de Ignacio García, que supo mover a los
intérpretes con habilidad, llegando incluso a hacer cantar a la Princesa Sofía
en un trapecio, a varios metros de altura.
En la
interpretación musical, la figura femenina principal fue María Rey-Joly, que
dio vida a la Princesa Sofía (Sorozábal) y a Nedda (Leoncavallo). La soprano
madrileña lució potencia, demostró ser capaz de vencer las dificultades de lo
más alto de su registro y fue capaz de interpretar dos mujeres enamoradas
totalmente distintas. Nuria García-Arrés, soprano valenciana, dio vida a
Catalina Feodorovna, personaje ligero, casi frívolo, de Black, con alegría, cierta picaresca, solvencia vocal y capacidad
teatral.
Ellos tuvieron
un papel más importante, adviértase que en la obra de Leoncavallo todo el
reparto, salvo Nedda, es masculino. El barítono argentino Fabián Veloz, fue
Black y Tonio, respectivamente. En su interpretación mostró una voz enérgica
tanto en los momentos graves como los agudos, con presencia y proyección;
podríamos decir que estamos ante un cantante de amplio espectro. White, el otro
payaso de la obra española fue el bajo burgalés Rubén Amoretti. Hizo un
personaje muy convincente, y cantó con soltura y convicción. El tenor
barcelonés Albert Montserrat, hizo el personajes de Canio, en Pagliacci, con una voz lírica, de
timbres metálicos brillantes y convincentes. David Menéndez, barítono asturiano
(anunciado por megafonía), se hizo cargo del personaje de Silvio, en lugar de
Carlos Bergasa que figuraba en el programa; muy bien, como sus compañeros,
marcando la dramaticidad de su personaje.
Un párrafo
aparte merece el actor Emilio Gavira, “de Alcázar de San Juan, nacido en
Fuengirola”, como dice él mismo. Dio vida al personaje de El Director, en Black el payaso, una especie de jefe de
pista circense que va narrando la acción y complementando los detalles que
configuran la trama argumental. Su voz potentísima, bien timbrada, llegó a
todos los rincones del teatro, incluso por encima de la potencia de la
orquesta. Además, las inflexiones vocales de su interpretación hicieron del
personaje un protagonista y no un simple narrador.
El Coro de la
Zarzuela cumplió, como suele ser habitual, con el nivel de profesionalidad que
le conocemos. Los niños de la Escolanía Cantorium, intervinientes en la obra de
Leoncavallo, se movieron por la escena con una soltura extraordinaria;
seguramente producto de la experiencia acumulada en todas las funciones
anteriores.
Por último, la
orquesta. En la obra de Sorozábal sonó demasiado alto, poniendo en aprieto, en
algún momento a los cantantes. Lástima, porque esos metales en fortísimo,
resultaron cercanos a la estridencia. Mejor estuvo en el acompañamiento de la
obra italiana, quizá porque su director, el italiano Domenico Longo, la conoce
mucho mejor que la opereta española. Muy interesante y adecuada la presencia de
los músicos en escena y, especialmente, la del trompeta que dialoga con White
en Blac, originalísimo número que
sorprendió a los asistentes.
Los
intérpretes reunidos han vuelto a dar prueba de que hay cantantes españoles de calidad,
además de las primerísimas figuras (también de primerísimo cache), que todo el
mundo conoce.
Vidal
Hernando,
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