Zarzuela en
tres actos y en prosa. Texto de Luis Olona. Música de Joaquín Gaztambide.
Estreno: 23 de octubre de 1854, en el Teatro del Circo, de Madrid. Acción en
una aldea del golfo de Finlandia (cuando este país pertenecía a Rusia).
Catalina será
ofrecida, en versión de concierto,
los
días 4, 13 y 19 de junio (T. de la Zarzuela).
Personajes e intérpretes principales del estreno.
Catalina,
cantinera (Amelia Ramírez, soprano). Berta, aldeana (Carolina Di-Franco,
soprano).
Pedro,
emperador de Rusia (José Font, tenor). Kalmuff, cosaco (Francisco Salas,
barítono). Iván, coronel de cosacos (Francisco Calvet, bajo). Miguel, aldeano
(Vicente Caltañazor, tenor cómico).
Principales números musicales.
Sinopsis. Acto I. Una
pequeña aldea finlandesa. El Zar Pedro I, que se hace pasar por carpintero, conoce
a una bella cantinera, llamada Catalina, cuyo hermano, Miguel, va a casarse con
Berta. Al saber Miguel que Pedro quiere a su hermana, le propone que se case,
como él, al día siguiente, pero no será posible porque Pedro ha de marcharse
precipitadamente, sin despedirse siquiera de Catalina, para ponerse al frente
de las dispersas y desmoralizadas tropas rusas y enfrentarse a las de Suecia.
Por otra
parte, el coronel Iván, lugarteniente de Pedro, que está dispuesto a entregar
Rusia a los suecos, incluso a dar muerte a Pedro, también se ha enamorado de
Catalina. Por si fuera poco el cosaco Kalmuff, que viene en busca de Pedro,
también se emboba con la cantinera.
Miguel es
reclutado, y Catalina, extraordinariamente parecida a su hermano, decide
hacerse pasar por él unos días para que pueda casarse; así ella podrá seguir
los pasos de Pedro y, quizá, reconquistar su amor.
Entre cánticos
y danzas se celebra la boda, aunque es interrumpida por la aparición de unos
cosacos a las órdenes de Iván, que prenden fuego a las casas del pueblo, incluida la de
Catalina.
Acto II. Un campamento
militar. Iván y los soldados se emborrachan, invitados generosamente por Iván.
Al poco, aparece Kalmuff, ahora como sargento, que ordena a los cosacos
desfilar. Llega también el mayor Dalowitz, anunciando la inminente llegada del
Zar, pero Ivan, tranquilamente, no hace el menor caso: ha decidido pasarse con
sus tropas al ejercito sueco.
Catalina,
disfrazada de soldado, es sorprendida por Kalmuff, pero su habilidad consigue
hacerle creer que es el hermano de la muchacha que Kalmuff dice recordar, el
cual revela la traición del coronel.
Llega el Zar y
se instala en una tienda de campaña junto a Iván que trata de emborracharle.
Mientras, Catalina se encuentra con su hermano, que hace guardia delante de la
tienda, y le encarga que avise a las tropas leales al Zar de la traición que se
prepara. Cuando Pedro queda adormilado por el alcohol, Iván va a apuñalarle,
pero Catalina, que todo lo ha visto, da un grito; el traidor huye. Kalmuff,
alertado, entra en la tienda y descubre a Catalina; trata de arrestarla y
Catalina se arroja a los pies de Pedro buscando su protección. Éste, todavía
embriagado, no la reconoce y ordena que la ajusticien. Catalina suplica y tras
unos momentos angustiosos, Pedro que, entre los vapores del alcohol, parece
recordarla, ordena la suspensión de la ejecución. Pero ya es tarde.
Se escuchan
gritos y Kalmuff regresa anunciando un levantamiento de los soldados. Pedro se
identifica y, espada en mano, se enfrente con los insurrectos instigados por
Iván. Durante la lucha, aparecen los soldados leales a Pedro; Iván huye.
Controlada la situación, Pedro perdona a los soldados engañados y se pone al
frente de sus tropas para luchar contra los suecos.
Acto III. En la aldea
finlandesa todo es desolación. Berta se abraza a Miguel, que llega vestido de
uniforme, pero está preocupada por no tener noticias de Catalina. Pedro también
llega y ordena a Kalmuff que busque y encuentre al soldado que iba a ser
fusilado. Este encuentra a Berta y Miguel por quienes conoce la verdadera
identidad del soldado.
Entra en
escena Iván, llevando en brazos a
Catalina, a la que ha encontrado desmayada en el campo. Trata de
reanimarla pero, al aparecer Berta y Miguel ha de ocultarse. Catalina se
despierta y cuenta que Iván le salvó la vida y que está muy dolida con el comportamiento
de Pedro. Kalmuff, que se ha incorporado, queda a solas con la muchacha, la
cual, al conocer la verdadera identidad de su amado, corre a esconderse en las
ruinas de la iglesia.
Pedro está
preparando su marcha pues nada le retiene en la aldea, pero a Miguel se le
ocurre tocar en la flauta la canción favorita de su hermana. Pedro la reconoce
y contesta cantando; Kalmuff parece
enloquecer por los celos e Iván, testigo de toda la escena, le incita a que dé
muerte a Pedro, pero Kalmuff, al ver correr a Catalina hacia los brazos del
Zar, reacciona y vuelve el cuchillo hacia Iván cuando éste intentaba atacar al
emperador. Pedro declara a Catalina su esposa delante de todos, nombra capitán
a Kalmuff y condena a muerte a Iván, pero la intercesión de Catalina le salvará
la vida.
Comentario. Considerada
como la mejor obra del compositor navarro Joaquín Gaztambide (Tudela,
1822–Madrid, 1870), es, además, una de las más importantes obras de la etapa de
resurrección de la zarzuela, a mediados del siglo XIX. El texto es una
refundición de la obra francesa L¡Étoile
du Nord, de Eugène Scribe 1791-1861) , con música de Giacomo Meyerbeer
()(1791-1864), aunque Luis Olona hizo
nuevo todo el tercer acto.
Aunque el
texto no es histórico, realmente está lleno de invenciones e inexactitudes,
sirve bien a la trama teatral y dio al compositor la ocasión de escribir una
veintena de números musicales de muy variada factura y estructura. Se da la
circunstancia de que en Catalina no
existen referencia musicales de tipo ruso; al contrario, los ritmos españoles
acompañan a una trama que se desarrolla tan lejos de nuestro espacio y
ambiente.
Arrieta la
calificó como una obra de carácter miliar quizá por la abundancia de ritmos y
giros musicales propios de la milicia y, sobre todo, por la visualidad de un
espectáculo que gustó mucho al público madrileño. Catalina se mantuvo en cartel en el Circo hasta el 16 de noviembre, pasó luego a
provincias y terminó siendo obra de repertorio. Desgraciadamente hoy es
absolutamente desconocida y está huérfana de representaciones escénicas y de
grabaciones discográficas.
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