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sábado, 4 de octubre de 2014

CARMEN, SIEMPRE POLÉMICA.





Seb.
Buenos días, Don Hilarión, ¿Qué tal las vacaciones?

Hil.
¡Deseando que acaben! ¡Vaya tiempecito!

Seb.
Pero, hombre, si este verano no ha hecho calor.

Hil.
Claro, ¡como usted veranea en la sierra, al fresquito! Pero, yo tengo a todas horas la cabeza tan sudá…

Seb.
Pero, no quedamos en que el que suda vence toda enfermedad.

Hil.
Pues seguramente, pero estos calores me tienen aburrío y desidratao,  

Seb.
Bueno, bueno, no se acalore usted mas. Ya viene el otoño y podrá usted dormir con una mantita.

Hil.
Quizá acierte usted en lo meteorológico, pero me temo que este otoño va a ser calentito.

Seb.
¿Y eso? ¿Se prevén manifestaciones, protestas, huelgas… rebeliones sociales?


Hil.
No lo sé, yo me refiero a un otoño caliente en la Zarzuela.

Seb.
¡No me diga!

Hil.
¡Figúrese que empieza la temporada con la Carmen!

Seb.
¿La Carmen? ¿La de España o la de Mérimée?

Hil.
La ópera de Bizet.

Seb.
¡Ah, ya entiendo! Como hay quien piensa que una ópera, no tiene que ir a la Zarzuela, … usted imagina ….

Hil.
Es verdad que existe ese prejuicio. Pero no se puede ser radical. Si así fuera, muchas “óperas” no se podrían representar en un Teatro de la Ópera.

Seb.
¿Qué me dice?

Hil.
Lo que oye. Un suponer: el Parsifal lo llamó Wagner “festival sacro”, y Debussy identifico a su Martirio de San Sebastián, como “misterio en cinco estancias”. ¿Dónde los ponemos? ¿En una catedral?

Seb.
¡Qué barbaridad! Es usted una enciclopedia lírica.

Hil.
No es para tanto. Un poco de lectura de vez en cuando. Pero hay algo más interesante, ¡mucho más interesante! ¿Sabía usted que la Carmen nació como una obra con diálogos hablados?

Seb.
¿Con diálogos hablados? ¿Cómo la zarzuela? ¡¡Qué me dice!!

Hil.
Le digo. Carmen se estrenó en la Ópera Cómica de Paris , en 1875, con texto hablado y no tuvo éxito. A la muerte de Bizet, ocurrida a los cuatro meses del estreno, su amigo Ernest Guiraud sustituyó los pasajes hablados por recitativos.

Seb.
¡De lo que se entera uno!

Hil.
Bueno, bueno, esto hoy no tiene más interés, que ser un argumento para darle en el apéndice olfativo a algún extremista recalcitrante.

Hoy Carmen  es una ópera y por lo tanto hay quien opina que ¿qué pinta en la Zarzuela? Ya tenemos ahí un puntito de candela.

Seb.
Supongo que otro será el de haberla reconvertido a zarzuela, ¿no?

Hil.
Sí señor. Esto es ya una verdadera chispa. Hay quien opina que las obras representadas deben ser únicamente las originales; que sobre las grandes creaciones artísticas nadie puede poner las manos que es una temeridad e incluso un sacrilegio.

Seb.
Perdóneme, Don Hilarión, pero usted es uno de esos.

Hil.
No soy tan extremista como pueda parecer, créame. Si quiere hablamos otro día sobre el tema, largo y tendido. Pero ahora, volvamos a lo que tenemos entre manos. Estas ideas, tengan o no razón quienes las sustentan, o estén en lo cierto sus detractores, también caldearán el ambiente. ¿O no?

Además, estas cosas se han hecho siempre y en todas partes. ¿Cuántos extranjeros nos han “copiado” a Don Quijote o a Don Juan?

Seb.
Bien, parece que lo sensato es ver la obra y luego juzgar. Pero, dígame, ¿qué sabe usted sobre la puesta en escena?

Hil.
Pues poca cosa, aunque puede que por ahí surja otro punto caliente, u otro foco de incendiario.

Usted sabe que a la Carmen la han presentado de todas las maneras, de frente y de perfil. Unas veces ha sido una mujer enamorada, otras una enloquecida por la desesperación; en algún caso la han presentado como una comehombres, como una encarnación del mal o como una prostituta violenta.

Ahora no lo sé, pero afile usted la máquina de escribir, o sea el lápiz, y tome nota: Dirección escénica, una dama, la madrileña de nacimiento y segoviana de adopción Ana Zamora; dirección musical, otra dama, Yi-Chen Lin, china..

Seb.
Entonces, … podemos tener una Carmen  “femenina”.

Hil.
O “feminista”.

Seb.
Le veo a usted barruntoso….

Hil.
Es que, a mi edad, uno ha visto mucho…

Seb.
No me extraña, si casi es usted contemporáneo de la cigarrera sevillana .

Hil.
¿Cómo?
Seb.
No, nada. Quería decir que dentro de poco ya no habrá más Cármenes. Como no se puede fumar en ninguna parte, desaparecerá el tabaco y… adiós a las cigarreras,

Hil.
Pues será una lástima.




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