I tre gobbi. Ópera de salón en dos actos, de Manuel García (texto y música).Intérpretes: Cristina Toledo, David Alegret, David Oller, Javier Povedano, Andoni Larrabeiti. Equipo técnico: Dirección de escena: José Luis Arellano. Escenografía: Pablo Menor Palomo.Vestuario: Ikerne Giménez. Iluminación: David Picazo. Dirección musical y piano: Rubén Fernández Aguirre. Auditorio de la Fundación Juan March, 29-09-2021.
Con la escenificación de este “entremés”, producido conjuntamente por la Fundación Juan March y el Teatro de la Zarzuela, hemos tenido ocasión de comprobar, de nuevo, la calidad creadora del famoso tenor y profesor de canto sevillano Manuel García (1775-1832). La obra es un simple enredo, que pone sobre las tablas la habilidad de una agraciada muchacha para conquistar a tres nobles jorobados pero ricos, que se la disputan. Al final, los tres serán convencidos de que es posible compartir el amor.
Desde el punto de vita musical, I tre gobbi, no es una simple obra de salón, es una partitura compleja, de virtuosismo vocal, que, requiere de un importante trabajo actoral, ya que al ser concebida para el salón aristocrático, todo lo que rodea a una representación teatral estaba minimizado. En este sentido, la escenografía presentada por Pablo Menor es sencilla y estilizada, a base de espejos y paneles móviles encuadrados por un marco rojo. En este entorno, José Luis Arellano, como director de escena ha movido a los intérpretes con una cierta igualdad, con entradas y salidas que, quizá por ser presentidas, pierden algo de la sorpresa y oportunidad. El vestuario, dieciochesco, brillante en el caso de la protagonista, contrasta con la sencillez de la escena.
El planteamiento teatral de I tre gobbi, se limita a contar la historia original (basada en la comedia de Goldoni (1707-1793); a mostrar las intenciones de los pretendientes y cómo la protagonista es capaz de aceptar a todos y, en consecuencia, disfrutar de sus fortunas. No hay lectura sobre la conducta ética de este comportamiento.
En lo meramente musical, ya hemos dicho que es página complicada, alejada, desde luego del concepto generalizado que se tiene de la “música de salón”. Hay en sus notas requerimiento técnicos complejos, expresiones vocales virtuosísticas que requieren intérpretes de primera fila, como los que, al parecer, debían estar disponibles para García, entre ellos sus propios alumnos e hijas. Música de corte belcantista
A estos requerimientos respondieron los tres cantantes. El protagonismo vocal lo tuvo la soprano madrileña Cristina Toledo, que solventó las dificultades y las pirotecnias exigidas con seguridad. David Alegret, tenor, en el papel del conde Bellavita fue, en su interpretación teatral, el más simpático de los tres hombres; en el canto, seguro y afinado. Al mismo nivel se emplearon los dos barítonos: David Oller (barón Macacco) y Javier Povedano (marqués Parpagnacco). En conjunto, un grupo muy equilibrado, sin problemas para dominar una página complicada y exigente. El trabajo de Andoni Larrabeiti, bailarín y actor, fue interesante, como apoyo de la protagonista en sus enredos.
El público rio en algunos momentos gracias a la sobretitulación, porque la obra se cantaba en italiano (como fue escrita). Sin embargo, nos llamó la atención que no aplaudiera en ninguna de las intervenciones de los personajes, como suele ser habitual. Sólo lo hizo al final, eso si con intensidad y hasta entusiasmo. Rubén Fernández Aguirre, desde el piano, hizo un trabajo excelente, acompañando con discreción, además de encargarse de la dirección musical del proyecto.
Como es habitual, el video correspondiente estará diponible en el Canal March dentro de unos días, para que puedan disfrutar de esta graciosa comedia, quienes no pudieron verla en vivo (https://canal.march.es/es/explorar/musica).
En el intermedio entre los dos actos, el pianista interpretó el primero de los Preludios de Mirambel, como homenaje “in memoriam” a su autor Antón García Abril,, fallecido el 17 de marzo de 2021.
José Prieto Marugán
(Fotoss: Jundación Juan March)
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